Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”
Por un lado, la gente se está poniendo más vieja, y por otro, se vuelve a valorar la experiencia y la edad, especialmente a partir de la llegada de tantos jóvenes al poder. Los expertos, es decir, los con experiencia, han vuelto a tomar valor.
Siempre que se analiza el envejecimiento de la población, se lo asocia al aumento de las opciones de vida, (más soluciones médicas a las enfermedades) lo que hace que nuestro país tenga una importante proporción de tercera edad (65 a 80) y una cantidad muy importante en la cuarta edad (sobre 80), pero hay otras razones que queremos mostrar.
Chile tiene una de las tasas de natalidad más bajas de América Latina, debido principalmente a que las nuevas parejas (que generalmente no se casan ni por el civil ni por la iglesia) no quieren tener más que uno o dos hijos máximo, ya que ellos consideran primero sus proyectos personales y la estabilidad económica antes de juntarse a vivir con su pareja. A eso hay que agregar una tendencia de las mujeres que no quieren tener hijos.
En términos estadísticos, en 1992, el 24,4% de la población era menor de 14 años, en tanto que hoy solo lo es el 20,1, lo que implica una baja importante. En los últimos 15 años ha decaído la población en Chile, del 1,2% al 1,08%, debido justamente a la baja en el número de nacimientos, lo que seguirá aumentando en las próximas décadas.
Además de la búsqueda por satisfacer sus requerimientos personales antes de pensar en una familia, hay otras causas, entre las que destacan las políticas sobre control de la natalidad, impulsadas por Estados Unidos en la década de los 60 y el aparecimiento de las píldoras anticonceptivas, que implicaron una baja en la natalidad.
También se podría decir que una de las respuestas para la aceptación tan abierta de los emigrantes, por parte del Estado, es creer que ellos pueden contribuir a normalizar los déficit poblacionales, ya que generalmente los extranjeros tienen familias numerosas. No hay cifras oficiales, pero se estima que cerca del dos por % de la población que hoy tiene el país son inmigrantes. Además, han ocupado muchas vacantes laborales que los propios chilenos les fuimos dejando. También con ellos se ha incorporado una nueva forma de delitos más violentos.
Sin embargo, hay otra causal muy determinante, que se relaciona con una nueva forma de entender la familia, donde las mujeres han asumido que pueden quedarse en la casa cuidando a sus hijos en vez de trabajar por el mismo dinero que le pagarían a una cuidadora. Eso se vincula al tema del apego con el hijo, al valor de la madre presente todo el día, al sentido de enseñanza que debe comenzar desde el primer día y muchas otras visiones que estamos presenciando en los jóvenes. Lógicamente que también hay mamás que deciden salir a trabajar, ya sea porque esa es su opción personal o porque esa es su necesidad, dadas las condiciones económicas de su hogar.
Como quiera que sea, cada vez aumenta el número de mamás que se quedan en la casa, valorando por sobre todo el cuidado de sus hijos, pensando que deben tener pocos hijos para poder educarlos mejor, y por lo tanto, seguimos bajando la tasa de natalidad, bajando la tasa de personas que trabajan, contribuyendo al aumento de las personas inactivas de tercera y cuarta edad, lo que finalmente, implica que la escasa población activa tendrá que hacerse cargo de la creciente población inactiva.
Nuestra sociedad no deja de cambiar.
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