El publicista Pablo Morales se aburrió de trabajar en una oficina y ahora viaja como “travel blogger”
QUILLOTA.- Las exigencias de los tiempos modernos suelen llevar a las personas a estados de stress, depresión y angustia. También hay muchos que trabajan en labores que no son de su gusto o no pueden darse la posibilidad de viajar, por ejemplo, debido a obligaciones familiares o económicas.
Sin embargo, hay quienes han logrado darle “el palo al gato” y han encontrado la manera de conjugar el trabajo con la diversión. ¿Cómo? Gracias a un uso inteligente de la tecnología y al buen ojo para captar las tendencias imperantes en redes sociales.
Y un buen ejemplo de esto es el quillotano Pablo Morales Briceño, un ex alumno del colegio Terranova, que tras egresar en el año 2005, estudió publicidad en el DUOC.
Tras titularse y trabajar en Santiago y Viña del Mar, Pablo comenzó a viajar por diversos lugares y luego partió por un par de meses a Florida, Estados Unidos, a visitar a unos familiares, viaje que marcó un cambio en su destino laboral.
“La mayoría de las veces viajé solo y descubrí que los viajes me daban sabiduría, experiencia y me permitían aprender a resolver ciertas cosas por mí mismo, sin ayuda, y eso me gustó, porque los viajes me daban autoconocimiento”, cuenta.
De vuelta en Santiago, Pablo comenzó a estudiar el tema del coaching, liderazgo y autoconocimiento, y se dio cuenta que lo suyo no era estar en una oficina, sino que lo que quería era viajar.
“Este proceso me llevó a redescubrirme y me di cuenta que quería viajar, que eso era lo que me hacía sentir pleno, así que en agosto del año pasado empecé con el proyecto ‘Viajapablo’ de forma paralela a mi trabajo en un instituto profesional”, explica, agregando que ya en febrero de este año renunció a su trabajo docente para abocarse por completo a su proyecto de “travel blogger” -un viajero que documenta y escribe artículos cortos sobre sus experiencias de viaje, con lo que consigue auspicios para seguir viajando y subsistir- y que ya le está redituando beneficios, a pesar de que en primera instancia debió solventar los gastos con sus ahorros.
“Ya he viajado al norte de Chile y al Perú. Incluso el director del Museo de la Esmeralda en Iquique me contactó para que fuera a visitar el museo y lo difundiera en mis redes sociales; en Cuzco me invitaron a un tour a la Montaña de los Siete Colores y ya recibí una invitación para alojar en un hostal en Lima. Ahora están pasando cosas mágicas y van a seguir pasando”, comenta.
Hoy Pablo Morales suma más de cuatro mil seguidores en Instagram y otros mil cien en Facebook, además de su página web, donde ha publicado consejos para viajeros, datos útiles y sugerencias para visitar en cada destino que ya ha conocido.
Y en cuanto a planes y proyecciones para el futuro, Pablo no se limita para pensar en grande, pues ya piensa en escribir un libro e iniciar tour vivenciales con grupos turísticos reducidos. Sin embargo, una vez que regrese del Perú -donde se encuentra actualmente- tiene una meta clara: romper aquello de “En casa de herrero, cuchillo de palo” y junto con disfrutar las Fiestas Patrias, hará recorridos por diferentes lugares de Quillota, para mostrar sus atractivos y atraer turistas a la zona. “Yo invito a las empresas y personas que quieran apoyarme con sus auspicios para promover las bellezas de la zona y a los quillotanos a seguir mis redes sociales”, concluye Pablo, desde alguna parte del Perú.
