Daniel Arancibia tiene su negocio en calle Manuel Rodríguez, donde los delincuentes ingresan a lo menos una vez por la semana a robar
QUILLOTA.- Cansado de poner denuncias, de instalar cámaras y de buscar medidas de seguridad, Daniel Arancibia Vargas clama por alguna solución a los constantes robos de los que ha sido víctima en su local de lavado de autos, ubicado en calle Manuel Rodríguez.
Según relató su hijo Max Arancibia, en los ocho años que tienen este negocio ya han contabilizado 16 robos, los que en las últimas semanas se han intensificado a pesar de contar con algunas medidas de seguridad.
Desafortunadamente, ante la oscuridad de la calle y el poco patrullaje que existe por este sector, tanto el lavado de autos de Daniel como otros pequeños negocios -e incluso casas de esta calle- han sido víctimas de la delincuencia.
“Tenemos una reja normal de unos dos metros, más un alambrado con puntas arriba, pero los tipos saltan la reja y cortan alambres. A nosotros nos han robado muchas cosas, si contamos ya como 16 robos y solo en el último mes han sido unos seis. Prácticamente hemos tenido que comprar una hidrolavadora a la semana y eso tiene un costo de más de 100 mil pesos”, contó Max.
El último robo fue la madrugada del martes, cuando un grupo indeterminado de delincuentes saltó la reja y además rompió las latas de un cuarto donde se guardan distintos materiales.
En esta oportunidad, los sujetos se llevaron una aspiradora, una cortadora de fierros, una hidrolavadora, algunas bebidas, entre otras cosas, causando un daño enorme a esta familia que sustenta sus gastos con este lavado de autos.
Sin embargo, aunque han instalado algunas medidas de seguridad, no han logrado recuperar sus objetos robados ni tampoco que se encuentre a los responsables de estos hechos.
“El mayor malestar es que se hacen denuncias y la cosa se queda ahí. Con el último robo nos dijeron que el lugar era vulnerable, casi diciéndonos que esto era nuestra culpa. Hace un tiempo pusimos cámaras, teníamos la cara del tipo que ingreso a robar, la entregamos a fiscalía, pero al tiempo nos mandaron una carta que decía que el caso se cerraba por falta de pruebas”, lamentó Max Arancibia.