Hoy conserva en un frasco el arácnido que pudo haber acabado con su vida
NOGALES.- Era casi la medianoche del viernes cuando Nelson Miranda Collao, de 47 años y vecino de El Melón, se recostó en su cama para hacer dormir a su pequeña hija. Todo marchaba de manera tranquila hasta que, a los pocos segundos, sintió que algo había caído del techo en su rostro. Si bien intentó atrapar lo que parecía un pequeño insecto, éste se dirigió rápidamente a su oreja izquierda y se introdujo en su oído.
“Sentí de inmediato que algo se movía, sabía que era un bicho, pero no estaba seguro qué era. Le pedí a mi esposa que revisara y ella con unas pinzas alcanzó a divisar algo. Le agarró y cortó dos patas y al verlas tan largas supe de inmediato que se trataba de una araña de rincón”, relató Nelson, sorprendido por lo insólito de la situación.
Eso sí, por extraño que parezca, el arácnido no logró asustarlo. Si bien pensó que en un momento podría morderle, luego recordó que las arañas de ese tipo suelen buscar lugares oscuros para refugiarse y que, si no se les molesta, no generalmente no atacan.
Con este pensamiento procuró intentar dormir para así buscar ayuda médica en la mañana, aunque no con mucho éxito, pues a medida que pasaban las horas la araña caminaba y se movía, provocándole leves molestias y picazón en el oído. Así pasó toda la madrugada del sábado.
UNA ARAÑA AL INTERIOR DEL OÍDO
Las molestias se acrecentaron durante la mañana por lo que este hombre, que se dedica al riego tecnificado en un fundo agrícola de la zona, decidió dirigirse al servicio de Urgencias del Hospital “Doctor Mario Sánchez Vergara” de La Calera, luego de pasar 11 horas con el arácnido en el interior de su oído izquierdo.
“Me preocupaba que no dejara de moverse, era un “golpeteo” constante. Yo me rascaba y me estaba empezando a dolor un poco”, contó Nelson, quien agregó que una vez en el hospital, en compañía de su hija mayor, explicó lo que le pasaba a los funcionarios pero ellos no le creyeron, pues no es algo habitual.
Una vez que pasó a la sala de atención, la araña comenzó nuevamente a molestarlo. Entonces el doctor intentó buscar al interior del oído de Nelson, alumbrando con una linterna pero sin suerte.
El doctor probó más tarde con un otoscopio, instrumento médico que sirve para explorar el oído externo y parte del oído medio de una persona. Este aparato permitió divisar, con claridad, un ser vivo que se movía al interior, comprobando así la teoría inicial de Nelson.
De inmediato una de las enfermeras se preparó para extraer el arácnido, que si bien permanecía con vida no había provocado daño alguno. Intentó dos veces sin éxito, hasta que en la tercera ocasión logró, con una pinza larga, tomar una de las patas de la araña y extraerla con vida. Para sorpresa de todos en el hospital, efectivamente se trataba de una araña de rincón, peligroso animal que de haber picado a Nelson podría haberle ocasionado incluso la muerte.
“Nadie lo podía creer, porque no es algo común. Además estaba viva, pero una vez estuvo en el exterior se murió, yo creo que como le habían sacado algunas de sus patas no pudo sobrevivir. Tuve una suerte única de que no me picara”, relató Nelson, quien luego de retirar el arácnido que se hospedó en su oído se fue tranquilo a su hogar, con la indicación médica de tomar un paracetamol en caso de sentir inflamación.
La araña muerta fue puesta en un frasco que el afortunado melonino aún conserva aunque pronto lo botará. Por ahora, es una prueba de su experiencia anecdótica que por suerte no terminó de mala manera para él. Y para evitar otra situación similar, comentó que ya aplicó insecticida en toda su casa, porque de seguro “esta historia no la cuento dos veces”, afirmó.