Hospital Biprovincial toma forma gracias al “capo” ministro Undurraga

Publicado el at 07/09/2017
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Claudio Espejo
Claudio Espejo Bórquez Editor

 

Cuando la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, asumió su cargo, la primera inquietud que surgió desde Quillota fue el destino que tendría el proyecto para construir y operar el nuevo Hospital Biprovincial Quillota – Petorca. El ex Presidente Sebastián Piñera había decidido hacerlo por medio del sistema de concesión a privados y sólo faltaba oficializar el decreto de adjudicación del contrato al consorcio internacional OHL, tras un largo proceso de licitación. Cuenta la leyenda (le preguntaré si tengo la oportunidad) que, en efecto, el último día de su mandato, dicho documento llegó al escritorio presidencial, pero no lo firmó.

Sin esa rúbrica puesta sobre el papel, asumió el nuevo gobierno. Pero lo había hecho con una definición política: no volvería a concesionar hospitales públicos a privados. La Presidenta tenía la convicción de que las inversiones en salud debían hacerse íntegramente con recursos públicos. Eran tiempos en que los de la Fenats hacía presión en esa línea y se presentaban los primeros problemas en la operación en los hospitales concesionados de La Florida y Maipú.

Sin ser devoto del sistema de concesiones, hubo quienes leímos que el Biprovincial se venía al suelo, antes de levantar siquiera una piedra.

Una tras otra comenzaron las gestiones para preguntar a las autoridades de Salud qué sucedería con el hospital. Pasaba el tiempo y el pesimismo cundía. Eso se mezclaba con el oportunismo político típico de políticos que aseguraban que no había plata ni voluntad del gobierno para ejecutar el proyecto.

Así fue hasta que la Presidenta tomó una decisión: dejar la licitación y construcción en manos del Ministerio de Obras Públicas; y las variables sanitarias (equipamiento y conformación de equipos profesionales) al Ministerio de Salud. La cosa cambió, pues apareció una figura clave: el ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga.

Fue él quien, primero, decidió fusionar procesos administrativos y, luego, enfrentar una crisis severa, cuando el presupuesto del 2015 no daba cuenta de recursos para el hospital. Con creatividad y experticia, creó una forma gradual de liberación de recursos en cuatro años, con un aumento progresivo a medida que se acerca el final de las obras. La plata la pondría completamente el privado y la iría recuperando bajo este modelo. Resultado: se presentó casi una decena de empresas a la licitación. El proyecto fue tomando forma real.

Pocos recuerdan (porque hay actores públicos con mala memoria y baja voluntad) que el mismo Undurraga proyectó que durante el segundo semestre del 2017 se estarían iniciando las faenas. Y así fue.

Hace tres años, escribí una columna que titulé: “Carta abierta a la Ministra de Salud por el Hospital Biprovincial”. Ahora veo los resultados del proceso y creo que me equivoqué de destinatario. Por eso ahora escribo este agradecimiento público al “capo” de Undurraga, que es de los buenos ministros. Quizás porque fue alcalde y, como tal, conoce perfectamente dónde están las necesidades reales de las personas.

 

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