Su esposa y una de sus hijas no pudieron hacer nada cuando sufrió el ataque
HIJUELAS.- Con una gran pena en el corazón se mantiene aún la familia Contreras Providel, vecinos del sector de El Olivo, luego de la inesperada muerte del jefe de familia, Raúl Contreras Tapia de 76 años, quien falleció el pasado sábado mientras veía un partido de fútbol por la televisión.
Raúl Contreras Tapia era originario del sector de Las Palmas de Ocoa, donde pasó gran parte de su infancia, según relató a “El Observador” su hijo menor Ángelo Contreras Providel. “Trabajaba desde los ocho años, arando, sembrando y años después partió a trabajar a Quillota algunos meses”, contó, agregando que cuando Raúl cumplió la mayoría de edad se vino al sector de El Olivo, donde conoció a quien se convertiría en su compañera de vida, Norma Providel.
Luego de tener a la primera de sus cinco hijos, los tres partieron a probar suerte a Santiago, específicamente a la comuna de La Florida.
Según cuenta su hijo, “se fue como el Chavo del Ocho, con una bolsita con ropa y allí pudo darnos todo” dice emocionado, quien agrega que en la Región Metropolitana Raúl aprendió el oficio de gásfiter, el que supo utilizar muy bien. “Se convirtió en el gásfiter de la gente del barrio alto, así pudo ganar buena plata para que nunca nos faltara nada y hasta se compró el terreno donde él quería que estuviera su casa. Durante mucho tiempo lo vi sacrificarse, salir muy temprano y llegar muy tarde del trabajo”, contó Ángelo.
Durante tres años -entre 1997 y 1999- Raúl y toda su familia levantaron su casa en El Olivo, propiedad que consideran su mayor tesoro y otro de los ejemplos de esfuerzo y humildad que les entregó a todos sus hijos, mientras continuaba trabajando de sol a sol. “En 2006 le dio un preinfarto, lo que fue una alerta para que cambiara su ritmo de vida”, contó Ángelo, quien más de una vez temió que el corazón volviera a pasarle la cuenta a su inquieto padre.
NUEVO INFARTO
Lamentablemente, esos temores se volvieron una realidad el pasado sábado 18 de mayo, cuando a eso de las 20 horas, mientras veía un partido de fútbol en la televisión, Raúl sufrió un nuevo y fulminante infarto que terminó con su vida de manera instantánea. “Estaba con mi mamá y mi hermana, pero no pudieron hacer nada”, señaló su hijo menor.
Fue en la casa, la misma que construyó con sus propias manos, y en compañía de su familia donde su cuerpo fue velado para luego ser trasladado a pulso hasta el Cementerio Parroquial de Purutún, a pocos metros de su hogar. “Fue muy bonito porque lo llevamos andando, después de una misa en la capilla comunitaria de El Olivo”, explicó Ángelo.
“Siempre fue un hombre alegre, era muy estricto en sus normas, responsable, trabajador, pero al mismo tiempo era muy bueno, fue el único amigo sincero que tuve, se sacó el pan de la boca para darnos, nunca nos abandonó, deja un vacío muy grande y mucho orgullo, me gustaría llegar a ser el 10% del hombre que él fue”, finalizó su emocionado hijo.