Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”
Si uno recibe una llamada de un extorsionador, que nos llama por el nombre, que conoce el lugar donde trabajamos, es más fácil pensar que la amenaza es verdadera. Lo otro es tratar de creer que es falsa y que lo que uno está escuchando no lo está escuchando.
Lo que le ocurrió a una comerciante en Quillota no es un caso único. La PDI a nivel nacional dice que desde enero a julio de 2022 tienen 42 órdenes de investigar por esa misma causa. Agrega que el 2019 hubo 56 casos, que subió el 2020 a 70 casos y que el año pasado aumentó a 92 casos. No se trata de la imaginación de la señora Gina, que hace la denuncia en las páginas de este mismo diario, sino de cifras concretas con acciones de grupos de delincuentes expertos en extorsionar a la gente.
En todo caso, en Quillota, Quilpué y Viña del Mar, la policía ha realizado detenciones de personas vinculadas al peligroso grupo Tren de Aragua, así como en el norte, donde el tema ha sido mucho más dramático y complejo. El modus operandi es intimidar a las víctimas asegurándoles que han identificado sus domicilios y los sitios que frecuentan. Para ello se valen de llamados telefónicos, videos y mensajes de audio. Siempre en sus videos se les ve mostrar gran cantidad de armas de todo tipo. En un último caso en Antofagasta, pedían 50 millones de pesos para mantener a salvo a diversos integrantes del grupo familiar. El delincuente dijo: “Escúchenme bien, queremos hablarte. Somos la Organización Chile Tren de Aragua. Piensa en tu familia, tus hijos… Vamos a tocar la puerta de tu casa”.
Nadie está preparado para recibir una extorsión, sin embargo, es posible adelantarse a los hechos y analizar la situación, para tener una fórmula de salida al problema. El tema no es creerle o no creerle al que está al otro lado de la línea telefónica, sino buscar el camino para impedir que se concrete la estafa o la extorsión. Esto requiere una acción decidida, sacándose al estafador de encima, ya sea demostrando que no hay miedo, o bien, respondiendo con energía y después cortándole el teléfono.
Tal como lo informamos en la crónica de hoy, el registro de la llamada era de Colombia, lugar desde el cual han venido personas que tienen antecedentes delictuales, muchas de las cuales han sido enviadas de vuelta y otras tantas permanecen en nuestras cárceles. Desde allá se combinan con gente que ha emigrado a nuestra zona y llevan a cabo los delitos. Aunque es necesario precisar que la banda Tren de Aragua es venezolana.
También hay que considerar que los delincuentes pueden revisar las redes sociales y las personas que están más expuestas, debido a la cantidad de información que suben, pueden transformarse en víctimas. Así lo explica Wladimir Benavides, jefe de la Bicrim de Quillota, al referirse a la extorsión ocurrida con la comerciante quillotana. El consejo: no suba tantos temas familiares y personales a las redes, siempre hay alguien observando sus movimientos.
Se trata de un nuevo tipo de criminalidad, que llegó al país con los emigrantes y que debe ser perseguido con mucha fuerza para evitar que siga creciendo.
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