Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”
Ya sabíamos que la votación esta vez sería obligatoria, lo que no sabíamos era la voluntad del Servicio Electoral de denunciar en el Juzgado de Policía Local a todos los que no concurran a votar. “La ley no contempla una excusa administrativa ante el Servel. Solo hay excusas ante el juez de Policía Local”, como lo dijo con mucha fuerza el presidente del Consejo Directivo del Servicio Electoral.
Las multas por no ir a votar el próximo domingo 4 de septiembre parten desde los $29.386 (media UTM) hasta llegar a los $176.316. (3 UTM). Desde hace diez años que el voto es voluntario, pero en este plebiscito se cambiaron las reglas y ahora es obligatorio, por lo tanto, el Servel está obligado por ley a denunciar a los infractores y tiene un año de plazo para hacerlo, fecha para la cual la multa puede llegar a los 190 mil pesos.
Si una persona no vota, lo multan y le envían una notificación a su casa. Las excusas se pueden dar solamente el día de la citación y ante el juez. Las excusas que permite la ley son las siguientes: estar en el extranjero, por problemas de salud, por estar a más de 200 kilómetros del lugar de votación y por algún otro impedimento grave.
Es más, si bien la ley permite que el día del plebiscito una persona concurra a Carabineros a dejar una constancia, su actuación no es más que una constancia que no elimina la infracción, la cual solo puede ser resuelta ante el juez. Eso significa que no hay excusas administrativas y solo el juzgado resolverá y aplicará la multa que corresponda según el grado de la falta.
Este sábado 13 “El Observador” publicará las listas de vocales de mesa y los correspondientes locales de votación. El sábado 20 publicaremos las excusas y reemplazos para la elección del 4 de septiembre.
Desde el retorno de la democracia, en las elecciones de 1989 (presidencial, senadores y diputados) que el voto fue obligatorio, pero eso duró hasta la presidencial del 2009. De ahí en adelante, es decir, desde la elección de alcaldes y concejales por separado, en el 2012, el voto fue voluntario.
No fue una buena idea el voto voluntario. La abstención siempre tenía el mayor porcentaje en las elecciones, llegando a cerca del 60% y quitándole representatividad a los elegidos. Si el voto es voluntario va menos gente a votar y eso debilita la democracia. No se trata solo de derechos, votar por los gobernantes debería ser siempre un deber de todos los ciudadanos. Un deber irrenunciable.
En el plebiscito de salida los ciudadanos que por ley están obligados a votar son 15.076.690. Ese es el llamado padrón electoral. Para las opciones del Apruebo y del Rechazo, los cálculos con voto obligatorio son más complicados, porque se supone que aumentará el número de sufragios y nadie podrá predecir con alguna certeza el número de votantes que no asistirá a las urnas. No sabemos el porcentaje de abstención, pero se supone que podríamos tener poco más de diez millones de votos, cercano al 70% de los electores.
Si votan más jóvenes aumentará el Apruebo. Si salen a votar los mayores aumentará el Rechazo. Hasta ahora en las encuestas el Rechazo marca diez puntos arriba del Apruebo, pero nadie puede decir la última palabra, tanto por los equilibrios que se están dando como por la cantidad inmensa de ciudadanos que los opinólogos llaman “indecisos”, que no son otra cosa que millones de chilenos a los que no les importa para nada el destino de su comuna, su región y su país. No solo son indiferentes, sino indolentes. Cansados de la política, de las mentiras de todos los gobiernos, agobiados por la realidad de inseguridad delictual y social en que viven, ya no tienen interés en levantarse el domingo para ir a votar.
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