Habla mujer que se escondió en maletero para burlar control sanitario: “Fue la peor idea que se nos pudo ocurrir”

Publicado el at 10:25 am
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En exclusiva con “El Observador”, la joven relató el viaje que terminó con su insólita detención

QUILLOTA.- Desde el inicio de la cuarentena total en Quillota, más de un centenar de personas han sido detenidas por violar el confinamiento, siendo sorprendidas en la vía pública sin portar los permisos y salvoconductos necesarios para salir de sus casas. Pero sin duda, ninguna de las detenciones ha causado tanto interés como la de una joven del distrito de San Pedro, quien fue sorprendida ocultándose en el maletero de un colectivo tratando de burlar el control sanitario.

A pocas horas de ocurridos los hechos, la joven accedió a conversar en exclusiva con “El Observador”, revelando detalles de la loca noche que terminó con ella y su pololo en la Comisaría. Según nos contó la joven, durante los primeros días de cuarentena utilizó los permisos obtenidos en la Comisaría Virtual, por lo que cuando se sintió mal del estómago supo de inmediato que ya tenía agotado sus permisos. Por eso, le pidió su novio que la llevara en su colectivo al SAPU de San Pedro para ser atendida.

UNA MALA DECISIÓN

Al llegar a las cercanías del centro de salud, pasadas las 19 horas, una vecina les comentó que no la atenderían ya que sólo estaban viendo pacientes Covid-19. Por lo tanto, un poco decepcionados, decidieron partir rumbo al Hospital San Martín en busca de atención. Fue ahí cuando pensaron que sería más seguro que ella viajara en el maletero, porque rumbo a Quillota habría más controles. Se bajó del auto y él le abrió el portamaletas. La ayudó a entrar, quedando doblada e incómoda en el pequeño espacio trasero del vehículo.

A medio camino del Hospital, ella le gritó a su novio desde el maletero que mejor se devolvieran, arrepintiéndose de ir al centro asistencial pues saldrían muy tarde de allí y, además, corrían el riesgo de contagiarse con el virus. Él le gritó que haría lo que ella le había pedido: buscar un lugar donde comprar una jalea y luego volver a casa. Pero ya era tarde, pues en la intersección de Avenida Condell con Freire, en la copa de agua, el auto fue fiscalizado por personal militar.

Una vez revisados los documentos del conductor, los soldados del Regimiento Granaderos le pidieron que se bajara y abriera el portamaletas. Ella escuchó lo que hablaban hasta que de pronto abrieron la puerta del maletero y vio la cara de los uniformados, con casco y mascarilla, que le pedían que saliera de ahí. “Fue la peor idea que se nos pudo ocurrir”, reconoce.

-¿Por qué se te ocurrió esconderte atrás en vez de ir sentada adelante?

“Porque no tenía más permisos, fue una tontera, no sé qué nos pasó. Se me ocurrió cuando nos íbamos a Quillota después del SAPU en San Pedro”.

– Cuándo los pararon, ¿qué pensaste que podría pasar? ¿Estabas muy nerviosa?

“En ese momento pensé ¡ya! A lo hecho pecho y me bajé del auto decidida”.

– ¿Cuál fue la reacción del militar que los fiscalizó?

“Muy buena, fue muy amable y nos dijo que de haber ido sin permiso, pero sentada, la falta no habría sido tan grave”.

ARRAIGO NACIONAL Y MULTA

Consultado sobre este caso, el fiscal jefe de Quillota César Astudillo Ibaceta comentó que ambos jóvenes pasaron la noche en la comisaría y el miércoles tuvieron la audiencia de formalización de cargos por infracción al artículo 318, es decir, quebrantamiento de cuarentena durante la pandemia, quedando los dos solamente con arraigo nacional ya que no tenían antecedentes penales anteriores.

Además se determinaron 120 días de investigación y se fijó fecha para una nueva audiencia, en la que se buscará una salida alternativa para que ambos tengan que pagar una suma equivalente a las multas asignadas a su delito.

“En este caso, ascienden como mínimo a una cantidad cercana a los 300 mil pesos, los que irían en beneficio de instituciones que han sido afectadas por la pandemia, que en el caso de Quillota serían centros de adultos mayores”, explicó el representante del Ministerio Público. Al respecto la joven señaló que “voy a tener que pagar los 300 mil pesos por ir en ese incómodo maletero, pero será muy bueno que el dinero vaya en ayuda de adultos mayores”.

Por último la joven señaló estar arrepentida de la irresponsable locura que realizó la noche del miércoles.

– ¿Aprendiste alguna lección de todo lo que ocurrió?

“Sí, que el maletero es muy incómodo y que más vale seguir protocolos establecidos que en definitiva son por nuestro propio bien”.

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