Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”
La muerte de dos carabineros en una semana produjo una nueva reflexión al interior de la institución. Las palabras del General Director, Ricardo Yáñez, fueron una clara condena al sistema en que se deben mover las policías.
Sobre las agresiones a ocho policías hace un par de semanas, señaló con preocupación: “¿Dónde están las 29 personas que agredieron a esos carabineros? ¿Están libres, detenidas, cumpliendo alguna medida? Los detenemos y vuelven a estar en la calle. ¿Qué más tenemos que hacer, seguir deteniéndolos? Detenemos 550 mil personas al año. ¿Cuántos tenemos que detener, un millón, dos millones?”.
Sus palabras reflejan en toda su magnitud el problema de seguridad que tenemos en Chile, con delincuentes que son detenidos y dejados en libertad, con una justicia que, al debilitarse, ha fortalecido a los ladrones. La necesidad de empoderar nuevamente a Carabineros y a la Policía de Investigaciones, como ocurre en todos los países desarrollados, no puede seguir esperando. No hay otra forma de garantizar el funcionamiento del Estado de Derecho. Las policías son claves para salvaguardar la democracia, que no funciona en medio de la violencia desatada y aceptada por las autoridades.
Mientras los tres poderes del Estado no se sienten a conversar, seguiremos teniendo una legislación insuficiente e inmadura para controlar el creciente desorden. Es urgente que el Gobierno le envíe al Congreso algunas leyes que puedan hacerse cargo del alto número de los variados delitos que se están cometiendo todos los días. Legislación que aborde de una vez el crecimiento de las mafias de la droga, que siguen avanzando en el control de territorios en diferentes ciudades del país. El Poder Judicial debe revisar las leyes que le impiden condenar a los delincuentes y pedir modificaciones. Nadie como ellos, que las aplican, para proponer los cambios que nos lleven a una mayor seguridad.
Los números son fatales: cada día en Chile son lesionados 15 carabineros, en diferentes tipos de procedimientos judiciales. Van siete carabineros muertos este año. La violenta muerte del suboficial Carlos Retamal remeció a la institución. Es el mártir 1.229.
Por eso el general Yáñez, dolido, dijo que “nuestras lágrimas tienen rabia” y agregó: “No queremos más carabineros muertos, la gente pide más carabineros, no queremos más asesinados, no queremos más homicidas sueltos, pero no podemos hacerlo solos, tampoco queremos sentirnos solos, somos los Carabineros de Chile, de todos”.
Durante muchos años, fue una fiebre política atacar, ofender y golpear a carabineros en las calles. Los muros se llenaron de frases en su contra. Las imágenes de marchas siempre terminaban con ataques furiosos a los uniformados de verde, sin piedad, con un odio inmenso y sin entender que al socavar a las policías se debilita el sistema democrático del país.
Con razón casi nadie quiere ser carabinero, sin embargo, en todos los niveles de la población, frente al primer problema que puedan sufrir, llaman a ojos cerrados a Carabineros y reciben su ayuda generosa.
Malas señales tiene el país en seguridad y si no se empodera pronto a Carabineros, los ataques de los delincuentes serán cada vez mayores.
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