Entre los murales que han realizado destaca el que realizaron en la copa de agua del Cerro Yevide
SAN FELIPE.- A principios del 2016, dos jóvenes sanfelipeños decidieron irrumpir en las calles y murallas de la comuna con una iniciativa de arte nunca antes vista en la ciudad. Se trata del proyecto de muralismo titulado “Doble Brocha”, del licenciado en arte Felipe Cordero y su mejor amigo, Diego Muñoz, quien es administrador público.
Felipe trabajaba haciendo murales al interior de locales comerciales, jardines y otros establecimientos, pero esto no lo dejaba satisfecho. “Diego fue el que me dijo que mis trabajos deberían estar en las calles y eso me quedó retumbando. Un día me sobró pintura y salimos a pintar”, cuenta Felipe.
Desde ese momento y hasta ahora, los trabajos que estos amigos han realizado en las calles son fáciles de identificar, siendo uno de ellos un paisaje silvestre que pintaron en la copa de agua del Cerro Yevide, en el sector de El Almendral.
Ese proyecto contó con el respaldo de Conaf San Felipe, mientras que otro de sus grandes trabajos fue la intervención que juntos realizaron en la Villa Bernardo Cruz, donde pintaron cerca de diez murales con los que crearon la primera galería de arte urbano a cielo abierto de la comuna.
“Las temáticas de nuestros murales siempre tienen que ver con los patrimonios históricos y naturales de San Felipe. Pintamos flora, fauna, cerros y también escenas que nos imaginamos de los antiguos indígenas de acá. Ese es nuestro caballito de batalla, es lo que siempre pintamos”, afirma este artista sanfelipeño, vecino de la Villa Bernardo Cruz.
Al día de hoy, su trabajo ha sido tan bien valorado por la comunidad que el último encargo que les hicieron a ambos muralistas fue plasmar su arte en el silo del Centro Cultural Pedro Aguirre Cerda, en la comuna de Calle Larga, obra que tardó ocho días en su realización.
“Creemos que el mural debe ser una instancia no sólo para decorar sino también para educar. Es muy bonito trabajar para el barrio y la comunidad. Nos contactan juntas de vecinos también. Ellos tienen un sentimiento de hacer propio los murales, porque los cuidan. El pago de este trabajo es que a la gente les gusten los murales”, asegura este destacado artista urbano.
