Novedosa investigación comparó a dos poblaciones de esta emblemática ave nativa
LOS ANDES.- El chincol (Zonotrichia Capensis) es una pequeña ave nativa que abunda en gran parte del país, tanto en zonas de vegetación, en campos y en ciudades. Un estudio realizado durante un año analizó las diferencias, según la ubicación geográfica, las medidas corporales, rasgos fisiológicos y la conducta de dos poblaciones de chincoles, los de la Cordillera de Los Andes y de Rinconada de Maipú, revelando que los individuos andinos población poseen mayor tamaño y son más exploradores y migratorios que sus vecinos maipucinos.
“La gracia del chincol es que es muy generalista de hábitat, es decir, vive en una gran diversidad de lugares y puede encontrarse desde el nivel del mar hasta sobre los cuatro mil metros de altitud. Observamos que los chincoles que habitan en elevaciones altas, como Farellones, eran más grandes y mostraban un comportamiento exploratorio más intenso en comparación a los que habitan en menor altura, como en Rinconada” indicó Rodrigo Vásquez, investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y académico de la Universidad de Chile.
Los científicos capturaron 38 chincoles a través de redes de niebla para realizar experimentos de comportamiento, tomarles medidas morfológicas como longitud de alas, tarsos, cola y peso corporal, y para tomarles muestras de sangre y plumas. De esta manera efectuaron un análisis conductual, morfométrico, genético y de isótopos estables, lo que permite inferir los patrones de movimiento de largo plazo de estos animales.
Los primeros análisis concluyeron que los chincoles que viven en los macizos andinos poseían una masa corporal considerablemente mayor a los de Rinconada de Maipú, lo que sería un mecanismo para soportar temperaturas más frías y condiciones más adversas, como la falta de alimento en altas altitudes.
“Las poblaciones de baja altitud logran alimentarse y permanecer en una misma localidad durante todo el año, aunque cambie el tipo de alimento. Ellos aprovechan también los recursos que el humano deja directa o indirectamente, y por eso muchos chincoles habitan en las ciudades. Sin embargo, los individuos de alturas más elevadas han desarrollado una vida migratoria y tienen la capacidad de residir en distintos ambientes, lo que traería otras ventajas y explicaría por qué no se ha extinguido esa forma de vida”, detalló Vásquez.