Náuseas y adormecimiento en sus piernas fueron algunos de los malestares que experimentó Javiera Norambuena
QUINTERO.– Fatigada y con un malestar general se encontraba Javiera Norambuena, estudiante de octavo básico del Colegio Santa Filomena, que fue una de las estudiantes que llegó hasta el Hospital Adriana Cousiño de Quintero con síntomas de intoxicación. Su caso se sumó al de otros 20 jóvenes que la mañana del pasado 1 de octubre terminaron con vómitos, dolor de estómago y de garganta por una causa que aún se desconoce.
De todos los afectados, 17 fueron atendidos por personal del SAMU en el mismo establecimiento, y solo cuatro, entre ellos Javiera, llegaron hasta el centro asistencial para ser examinados por un médico.
Con sus 14 años, esta no es la primera vez que la joven ha sido expuesta a una situación de este tipo, pues durante los episodios de contaminación de agosto del año pasado, también terminó en la sala de urgencias.
“Nosotros en clases, como que tenemos muy normalizado que vengan las tías inspectoras y nos digan que no podemos salir y que manden a un niño a prender el purificador de aire. Ayer fue así, todos creímos que iba a ser como una vez más, que a veces pasa, entonces no lo vimos con mayor gravedad”, contó.
Al igual como lo relataron sus compañeros, Javiera aseguró que “se sentía un olor a gas y a cloro de piscina. Durante toda la mañana estuve con una fatiga y unos dolores en las piernas que después ni eso sentía, porque las tenía dormidas. Estaba mal, esperando a que me retirara mi mamá, y a todos los estaban retirando para que estuvieran mejor en sus casas”, continuó.
Sin embargo, a pesar de los dolores físicos, su malestar va más allá y se ha transformado en un sentimiento de rabia y pena. “Antes de que pasara esto, estábamos en la sala de clases debatiendo qué significaba vivir en una ´zona de sacrificio´. Fue muy triste ver como todos llegamos a la conclusión de que los adultos no se iban a preocupar por nosotros, sino que solo por el dinero, y de que esto no se iba a terminar, a no ser que se luchara mucho”, aseguró.
DIFERENCIAS DE DIAGNÓSTICOS
Para la mamá de Javiera, Carmen Vega, esta situación ha sumido a su hija y a otros niños en una angustia constante. “Mi hija está decaída y el daño psicológico es muy grande, quedan angustiados, porque se sienten tan mal. Y estaba en la misma con sus compañeros. Incluso, antes nos dijeron que no fuéramos al hospital porque estaba colapsado, pero no era así. Y toda la gente pensó eso y se fue para su casa”.
Además, aseguró que a diferencia del año pasado cuando en el diagnóstico se hablaba de una posible intoxicación, “este año no dice nada. Le dieron algo para las arcadas y me dieron a entender que era algo psicosomático”.