En este reportaje, lo invitamos a a pasear por la primera edición de Diario El Observador, que circuló el sábado 26 de septiembre de 1970. Y, al final, ¡una sorpresa!
Primera portada de El Observador: las comunas en el centro (Página 1)
Desde su edición 1, El Observador puso en el centro de sus noticias lo que pasa en las ciudades donde vivimos. La edición desarrolló reportajes en profundidad sobre el futuro de Quillota, La Calera y Limache, además de darse cuenta de algo muy importante: la importancia de los espacios públicos, llamando a leer la crónica tituladas “La Plaza: corazón de los pueblos”. ¡Y no podía faltar todo el deporte regional! Como verán, hay cosas que nunca han cambiado.
“¡Cuente la firme!”: el lector como protagonista (Página 2)
Desde la primera edición, el lector ha estado en el centro del diario. Se creó la sección “Aquí escribe usted” que se mantiene vigente hasta hoy. Lo hizo con un llamado a mandar cartas, que decía “¡Cuente la firme! Pero ¿cómo reunir opiniones para “contar la firme” de manera responsable? Para resolverlo, se escribió un texto a 4 columnas, con un breve instructivo, donde advierte que “no se publicarán anónimos”. La única condición para mandar cartas era “decirlo todo”: “Diga lo que quiera, pero dígalo completo, sin escribir cosas a media. O somos, o no somos. No publicaremos afirmaciones vagas”. Así de simple. LÉALA COMPLETA AQUÍ
Llamado a “marchar junto a la juventud” (Página 2)
¡En la página 2! Así de importante fue llamar a los estudiantes a formar un movimiento para servir a la comunidad, por medio de un artículo del poeta y multifacético colaborador Gustavo Boldrini, que colabora en el diario hasta hoy. Ocupa todo el alto de la página y anuncia a los alumnos de colegios de la zona la decisión del El Observador de “acercarse a nuestra juventud a marchar junto a ella; luchar y vibrar en inquietudes idealistas, cuyos objetivos sean hacer causa común en bien de nuestra comunidad”. En la transformadora década de los años 70, el diario ya se daba cuenta de la fuerza que tenía la movilización estudiantil. LEEA COMPLETA AQUÍ
Agradecimiento a diario La Unión (Página 2)
En un pequeño, pero significativo texto, partimos nuestra historia agradeciendo al equipo de diario La Unión de Valparaíso, “el primer diario cooperativo de Chile”, en cuyas prensas se imprimieron las páginas de este número 1. Tras largas semanas aprendiendo a hacer un diario con el equipo de ese medio porteño, apareció El Observador, gracias al apoyo de sus equipos, donde se hacía realidad la idea de “La Unión”, con el compañerismo de sus trabajadores. “Miramos con admiración este ejemplo”, dice el diario, como homenaje a ese apoyo clave para el nacimiento de l primera edición, el sábado 26 de septiembre d 1970. LEEA NOTA COMPLETA AQUÍ
La primera “Última Carilla” de Roberto Silva Bijit (Página 3)
“Estoy muy cansado. Muchas hojas han salido de la máquina de escribir”, parte contando en la primera columna “La última Carilla” el fundador de El Observador, Roberto Silva Bijit. Y no era para menos. Con 21 años, había dado forma a un diario con principios muy claros y largos días de preparación. Primero aprendiendo como hacer un diario en “La Unión”, luego vendiendo los primeros avisos, puerta a puerta, para un diario que -en ese momento- existía sólo en sus sueños; y finalmente acompañando y absorbiendo todo sobre cómo imprimir miles de ejemplares. En esa primera columna, explica en detalle la forma como la tinta pasaba por el papel en las linotipias, donde habían personas que transformaban letras y párrafos de plomo, en gruesas placas que luego pasarían sobre cada hoja. Además de agradecer a un grupo de amigos que lo ayudaron a sacar la primera edición, cuenta sobre ese mágico grito de suplementeros que por primera vez se escucharía en las calles de Quillota, Limache y La Calera, diciendo “¡El Observador!”, llevando noticias del lugar donde las personas viven. LEEA COLUMNA COMPLETA AQUÍ
Un saludo, en vez de un chiste
En el número 1, no podía faltar el dibujo editorial, clásico de los diarios de papel. Esa vez estuvo a cargo de César Ramón Órdenes, que presenta a una persona ofreciendo El Observador y, desde el logo de una de las portadas, se ve caer un hombre portando una lupa con la que observa y, a la vez, saluda con su mano. Bajo la viñeta, una leyenda que decía: “Deberíamos contarle un chiste, pero preferimos saludarlo”.
La declaración de principios de El Observador (Página 2)
La primera editorial fue clara a la hora de declarar sus principios: “Combatiremos sin cansancio a quienes manejan la mentira”. Y se destaca una actitud esencial: “Seremos leales con la verdad, porque sin ella no podemos avanzar. Haremos de este medio una tribuna para todos”. LEER EDITORIAL COMPLETA AQUÍ
“El primer chirimoyo” (Página 3)
Era impensado que una primera edición de El Observador nacida en el corazón de Quillota no se hablara de los símbolos más preciados de la ciudad. Pero no debía ser ese típico ícono oficialista o con significados políticos. Era algo más simple, pero que daba identidad a Quillota: la chirimoya. En esos años casi no había casa sin un chirimoyo. Pero, ¿cómo llegó ese producto a la zona? Eso contaba este artículo, que rescató un texto de Benjamín Vicuña Mackena, y que fue ubicado en el centro de la página 3. Le recomendamos leerlo completo, AQUÍ
¿Se puede dormir en La Calera?
El diario hace su primer artículo sobre La Calera, hablando con el director del saturado hospital de la ciudad, doctor Elías Sepúlveda Veloso. Describe cómo debe luchar a diario para atender a una población de casi 60 mil habitantes, con sólo 78 camas. “Ni aunque entraran tres pacientes en una cama, se podría”, dice el artículo, que denuncia varias situaciones que tenían que mejorarse en la ciudad. Al estar a cargo de la salud de la población, el doctor Sepúlveda hace un crudo análisis de los problemas que aquejaban a los caleranos en 1970.
Conocer ciudad desde una “Sol del Pacífico” (Página 4)
“Yo lo vi”. Gran nombre para una sección muy transparente, de como un ciudadano podía conocer la ciudad con solo subirse a un microbús. Mario Marín Molina prometió contar lo que él vería en cada ciudad en la que se bajaría a visitar cualquier cosa que se encontrara. En la inauguración de su sección, puesta en la página 4, a dos columnas por casi todo el alto (debajo había dos pequeños avisos en formato caluga, justos y necesarios), describió lo que veía desde una “Sol del Pacífico”. Desde unos pobres caserones de una población calerana a la que llamaban “Los Ratones”, pasando por la elegante plaza de la población Cemento Melón; hasta que decidió bajarse en La Calera, donde el secretario municipal le contó que la ciudad tenía “algunos problemitas”. Luego se sorprendería con la cantidad de locales de billar que había en el centro de La Calera. “¡Encontré siete!”, describió. AQUÍ puede leer la crónica completa.
“… para que de verdad les vaya bien” (Página 5)
El jefe de informaciones de Diario La Unión de Valparaíso, Raúl Robles Álvarez, escribió en el número 1 de El Observador, a petición de Roberto Silva. De él aprendió todo sobre cómo hacer un diario. Desde lo periodístico hasta lo técnico. Es el padrino de El Observador. En su artículo, Robles dijo que no tenía claro sobre qué escribir, hasta que decidió centrarse en el sueño hecho realidad por un grupo de jóvenes redactores que quisieron dar forma a este diario desde Quillota, conociendo cada proceso, en cada sala del -ahora- desaparecido diario, que se ubicaba frente a la Plaza Victoria de Valparaíso. “Don Roberto Silva, que es el ‘mandamás’, se ha rodeado de gente joven y ha recibido colaboración de experimentadas plumas de la zona (…) No les diremos ‘Que les vaya bien’, aportaremos algo para que de verdad les vaya bien”, dijo en su artículo, que puede leer completo AQUÍ
Lo dijo el diario hace 52 años: “El futuro de Quillota está en el turismo” (Página 5)
Actualmente, hay varios actores locales que dicen que Quillota podría explotar sus bellezas naturales, para vivir del turismo. En el número 1 de “El Observador”, un artículo anclado en la zona baja de la página 5, dice con claridad: “Parece indiscutible que nuestra gran industria puede ser el turismo, y es de desear que nuestras autoridades, junto a todos los sectores de la ciudadanía, estudien esta posibilidad”. Y luego lanza una idea provocadora: “Expropiar terrenos que permitan la instalación de cómodas hosterías, otorgar facilidades de toda clase a quienes deseen invertir en obras destinadas al turismo (…) ciudades vecinas nos están aventajando en algo que debería ser nuestra principal fuente de ingresos”.
Cuestionando desde el principio: “¿Progresa Quillota?”
En las páginas centrales, rodeado por varios artículos sobre la plaza, el origen y algunas otras historias de la ciudad, se titula con letras grandes con una duda: “¿Progresa Quillota?”. Es el reportaje principal de la primera edición. “Poco a poco se ha ido quedando detenida y vemos con envidia cómo, poco a poco, nos igualan o superan otras ciudades vecinas”; “La situación se ha tornado más oscura, si consideramos que la carretera internacional pasa retirada de la ciudad y que la terminación del túnel Lo Prado desviará por esa ruta toda la movilización Valparaíso – Santiago, dejando sin posibilidades al ferrocarril”, eran algunas de las advertencias sobre lo que pasaría en el futuro, si la ciudad no encontraba otras opciones de progreso. Te invitamos a leer el artículo completo AQUÍ y verás lo visionario que tuvo sobre muchas cosas que, años más tarde, pasaron tal como se advertía en él.
Buenas noticias para Nogales: ¡Una curtiembre!
(página 8)
Una pequeña nota daba una excelente noticia para la comuna de Nogales. En un año más, se empezaría a construir una curtiembre llamada “Ingusa”, que prometía dar 145 puestos laborales; y una población para sus trabajadores, en Artificio.
La fuerza de los documentos oficiales en un conflicto entre colegios
En una forma muy innovadora de presentar una historia, la primera edición de El Observador presenta un conflicto entre el Liceo de Niñas de Quillota y la Escuela 3. Lo hace exponiendo una serie de cartas y documentos, donde apoderados, instituciones, docentes, entre otros, entrecruzan argumentos sobre el uso de un terreno para las instalaciones de un complejo educacional. La publicación concluye con un texto del editor que dice: “Esperamos ahora los pronunciamientos de ustedes”.
“A ud. se lo digo”, segmento confesionario de los ciudadanos (Página 9)
Las primeras líneas de la sección “A ud. se lo digo” son sobre las preocupaciones de una mujer que por primera vez va a conocer Limache, por trabajo. “Cuando eran las 2 tomé una liebre en Viña del Mar y me vine a Limache. Durante el trayecto, mientras me entretenía mirando el paisaje, cruzaban por mi mente las más diversas preguntas. ¿Cómo será esta ciudad? ¿En qué se divierte la gente en una ciudad tan pequeña? ¿Me recibirán bien?”, escribe. En Limache encontró una ciudad tranquila, con calles vacías y “dormida”. Su impresión de los transeúntes y comerciantes fue positiva: eran simpáticos y todos querían salir del estancamiento de la ciudad, pero necesitaban un “empuje”. LEA ARTÍCULO COMPLETO AQUÍ
“Festival aéreo en Quillota” (Página 8)
El diario informó que, con el objetivo de adquirir nuevos cuadriplazas, el Club Aéreo de Quillota realizará un nuevo festival aéreo, que, “como en ocasiones anteriores”, incluirá vuelos populares, presentaciones del equipo de paracaidistas, acrobacia en el aire, operación de salvataje y otras actuaciones. El evento se fijó para los días 11 y 12 de octubre de 1970 en la cancha de Boco. Ahora funciona ahí el aeródromo. LEA ARTÍCULO COMPLETO AQUÍ
Primeras notas de Deportes: San Luis, Unión La Calera, tenis y “Punto” Silva (Página 10)
Parte la sección de deportes con el análisis de la campaña de Unión La Calera, para después seguir con el comentario del presente de San Luis. También en el segmento se valora la llegada del director técnico Eduardo Silva al club canario en el año 70, que se convertiría en leyenda. Y se escribe sobre el tercer lugar obtenido por el Club de Tenis de Quillota a nivel provincial. lee completa la primera página de deportes de El Observador, AQUÍ
Segmento “Sucedió en la quincena”: Nostalgia por las antiguas ramadas de Quillota (Página 11)
A propósito de nuestras últimas Fiestas Patrias, al leer el primer ejemplar del diario “El Observador” llama la atención el testimonio de un señor que añora cómo eran las ramadas de antes en Quillota. Su recuerdo fue transcrito en el diario, a partir de lo que registró una grabadora en una ramada de 1970. “Los antiguos quillotanos, recordamos con nostalgia las Ramadas que hace muchos años funcionaban en la Quinta del Mono, que eran unos potreros en los que posteriormente se construyó el actual Estadio Municipal”. De las ramadas, el autor destaca la decoración de Óscar Fernández, propietario del local 32 de la calle Sargento Aldea: “Este señor tenía muy buen gusto y sabía adornarlas muy bien, además de que siempre tenía los mejores músicos, sin contar que el Cola de Mono, usando una frase de hoy, era ‘Caballo’”.
“Así es la cárcel de Quillota”
“Yo no sé de qué me acusan, exclamó inocentemente y con voz muy bajita uno de los presos la Visita Semetral de Cárceles”, parte contando un reportaje titulado: “Así es la cárcel de Quillota”. En él habla el alcaide, Hugo Rubio Peña, y se puede conocer una descripción de un lugar del que poco y nada se sabía. Le recomendamos leerlo. Se va a entretener y sorprender. Reportaje completo, AQUÍ
¡Gracias! Estos fueron los primeros avisadores
Quienes aparecen en esta lista, no sólo son los primeros comercios que pusieron un aviso publicitario en el número 1 de El Observador, sino también quienes confiaron en un diario que nunca habían visto, pero que sabían que la ciudad necesitaba. Gracias a: “El Tigre”, tejedoras para lana; “Merello”, flexografía; “Paula”, confiterías y café; “Lavatodo”, lavandería; “Tomé”, depósito de casimires; “Central”, panadería pastelería; “Casa Elite Leopoldo Silva”, plásticos y géneros; “Ángelo”, calzado exclusivo; “Los Ángeles”, maderas y materiales de construcción; “Central”, mercería y ferretería; “Casa Chahuan”, casimires, algodones, lanas y calzado; “Larraguibel”, óptica; “Fagalde”, zapatería; “Luco damas y niñitas”, vestuario; “Casa Adon”, menaje; “Navarro y Cía.”, artículos para el hogar; “Montserrat”, fuente de soda; “Algodonería Nacional Julio Bijit Lamas”, depósito de lanas, sedas y algodones; “Júpiter”, fábrica de tejidos; “Confecciones Carolina”; “Tienda el Cóndor”, sedas y lanas; “Lanas Pamela”, ropa de niños; “Alejo Puchulu”, radios, bicicletas, tocadiscos y televisores; “Almacén Coquimbo”, abarrotes y menajes; “Modas Casa Rojo”; “Abraham Zedan e hijos”, distribuidores exclusivos de Shell; “Feria del Libro Hernán Puchulu”; “Cámara de Comercio Minorista Limache-Olmué”; “sucesión Agustín Macera”, artefactos para el hogar; “Exclusividades Karina”; “La Quintrala”, confitería; “Prat”, maletería; “Café La Genovesa”, surtido de chocolates Hucke; “Casa Jamis”, telas; “Karmy”, joyería; “Productos Lavan”; “Paquetería La Joya”; “Confecciones Jortafi”; “Refugio Liguano”, restaurante; “Frank Hennig Salinas”; “Club Radical”; “Karam”, fajas y medias; “Osman”, calzados; y “Cattan”.
Lee la primera edición de Diario El Observador completa
Como un homenaje a esa primera edición del sábado 26 de septiembre de 1970, liberamos la primera edición completa, para que puedas leerla y ver como se inició la historia que, hoy, cumple 52 años de periodismo, servicios y publicidad, desde el corazón de la Región de Valparaíso. Puedes revisarla página a página, hojeando este papel digital: