Estampa de San Lorenzo en la celebración del Día del Minero

Publicado el at 14/08/2017
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opinion de funador del diario el observador
Roberto Silva- Periodista – Fundador de “El Observador”

La vida y obra de este personaje todavía despierta admiración a través del homenaje que año a año le rinden los mineros de nuestro país, quienes, reconociendo su valentía, lo nombraron su patrono y el custodio de las riquezas que con tanto esmero buscan extraer.

En todas las empresas mineras de nuestra zona se han desarrollado diversos eventos destinados de conmemorar el “Día del Minero”, actividad que se traduce en celebraciones sociales, con buena comida, mucho baile y mejores brindis. Saludamos a los mineros de nuestra área de cobertura y les deseamos que sigan protegidos por su patrono en las siempre complejas tareas de extraer los minerales de la tierra.

Esta es una estampa del valiente santo.

San Lorenzo nació en Huesca, España, dos siglos después de la venida de Cristo. Estudió en Zaragoza, Génova y Roma, donde poco a poco fue sobresaliendo en las funciones de la Iglesia y llegó a ser el primer diácono del Papa Sixto II. Dentro de sus importantes funciones, el recoger las limosnas de la ciudad era una de las tareas que realizaba con mayor esmero, ya que su finalidad no era guardarlas en las arcas de la iglesia, sino repartirlas entre los pobres.

Corría el año 258 y en Roma gobernaba el Emperador Valeriano, conocido perseguidor de los cristianos, quien apresó a Lorenzo y lo hizo torturar en la prisión Mamertina, donde anteriormente había estado el apóstol Pedro, para que revelara el sitio exacto donde había escondido los tesoros de su iglesia. Sin embargo, a pesar de las continuas peticiones de Valeriano, quien le exigía las riquezas, Lorenzo se negaba.

A la hora indicada, Lorenzo se presentó ante el emperador Valeriano y le pidió que fuera a ver con sus propios ojos cual era la verdadera riqueza de los seguidores de Cristo”.

Viéndose sin escapatoria, la leyenda cuenta que el futuro santo le respondió tajante: “La Iglesia es muy rica y todos los recursos del emperador no igualan lo que ella posee. Te voy a traer los tesoros más valiosos de la iglesia, pero para ello necesito tres días de plazo para reunirlos”.

El emperador, pensando que lo había convencido, le dio el plazo estipulado, ante lo cual Lorenzo se abocó a la tarea de reunir en los barrios más pobres de Roma, la gente más necesitada, los enfermos, los menesterosos y quienes no tenían nada. Les repartió todo el dinero que le quedaba, vendiendo incluso los bienes más sagrados y los repartió solicitándole a los favorecidos que se presentaran dentro de tres días en la plaza central a la hora en que el sol cae.

La leyenda cuenta que durante todo el martirio, el cual fue realizado un 10 de agosto del 258 DC., Lorenzo se mantuvo digno, sin mostrar en ningún momento temor o arrepentimiento frente a sus verdugos”.

Llegado el plazo fatal, la plaza comenzó a llenarse de las personas más pobres que tenía la ciudad, quienes repletaron el espacio con su triste presencia. A la hora indicada, Lorenzo se presentó ante el emperador Valeriano y le pidió que fuera a ver con sus propios ojos cual era la verdadera riqueza de los seguidores de Cristo. “Estos son los tesoros de la iglesia, quien da a los pobres, posee una riqueza de espíritu”.

Encolerizado, el emperador ordenó azotar cruelmente a Lorenzo y someterlo al tormento de la dislocación de los huesos. Finalmente, hizo que lo tendieran desnudo en una parrilla de fierro y lo asaran a fuego lento.

La leyenda cuenta que durante todo el martirio, el cual fue realizado un 10 de agosto del 258 DC., Lorenzo se mantuvo digno, sin mostrar en ningún momento temor o arrepentimiento frente a sus verdugos. Es por esta acción, llena de valentía, por la cual se le considera patrono de los también valerosos mineros.


Imagen destacada: Fra Angélico (1390 – 1455)
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