Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”
Este caso que vamos a analizar nos muestra una de las razones por las cuales Chile está jodido.
Un delincuente chileno de 36 años es procesado por delitos cometidos en el año 2023 y lo sentencian a 120 días de cárcel en la audiencia del 6 de marzo, pero le piden -no entendemos las razones- que ingrese a la prisión el lunes 17 a cumplir los 120 días que debe estar arrestado. ¿No lo mandan al momento a la cárcel porque no hay cupo?
Como le quedaban unos días para hacer su ingreso a la “playa” (así le dicen los venezolanos a su permanencia tras las rejas) decidió salir a “trabajar”. Lo atraparon en calle Dieciocho, en las faldas del cerro Mayaca, como a la una de la mañana, con una caja que contenía productos robados. Lo atraparon mientras corría. Pero lamentablemente, quedó libre tras la audiencia de control de detención. Entonces, decidió seguir “trabajando” y se fue a meter a uno de esos toldos azules que hay en plena plaza de Quillota, frente al municipio, cargando una serie de objetos que encontró en su interior. Lo ven por las cámaras, se activa un operativo y lo vuelven a detener como a las seis de la misma madrugada del mismo día domingo. Dos veces, con la misma piedra y con el mismo pie. Dos delitos en menos de ocho horas. Con prontuario, con condenas, con descaro.
¿Y saben qué hizo después de quedar libre?
Esa mañana fue a los tribunales y consiguió que el magistrado Guillermo Améstica le acogiera una denuncia en contra de Carabineros, por la cual hizo llegar un oficio a la comisaría; y como si eso fuera poco, logró que el señor Magistrado enviara una carta denuncia al Instituto Nacional de Derechos Humanos. ¿No será mucho?Por eso estamos jodidos en Chile, porque los delincuentes hacen lo que quieren, porque Seguridad Ciudadana y Carabineros pierden el tiempo, porque los tribunales fallan cualquier cosa y hasta terminan actuando en contra de los que tienen la misión de poner orden.
Estamos jodidos porque se mantiene la impunidad.
Andan sueltos personajes con tremendos prontuarios, con decenas de detenciones y siguen cometiendo delitos. Hay mecheras a las que todo el comercio de la zona conoce, tienen fotos de ellas y de sus habituales acompañantes, pero siguen libres. Hay ladrones que recorren el comercio todos los días robando y robando. Hay bandas que están asaltando en la ciudad y en el campo. Hay mafias del robo de paltas que entregan pedidos. Todas nuestras ciudades tienen zonas donde se “encaletan” (se guardan) los delincuentes y familias que se dedican a reducir robos vendiéndolos en ferias o a domicilio.
Con carabineros que sienten que pierden el tiempo, que se arriesgan por nada, que les faltan el respeto.
Con jueces que escuchan más a los delincuentes que a Carabineros, con actitudes tibias y ajenas al complejo momento de seguridad por el que atraviesa el país.
Con autoridades políticas insensibles y lejanas, que legislan a favor de los delincuentes, estamos jodidos.
Sin Carabineros protegidos por la ley para actuar estamos perdidos. Sin recursos bien invertidos en seguridad, los delincuentes nos seguirán dando paliza en tecnología, en planificación de los delitos, en armamentos y en capacidad operativa.
¿Quiere un ejemplo nacional de impunidad?
La Tonka prestó decenas de cheques para relojes robados y quedó libre. Su ex marido también quedó libre y pagará un castigo de 12 millones en cómodas cuotas mensuales. Pagará lo que vale un reloj. O sea, años de investigación judicial, declaraciones, audios y no pasó nada.
Eso es impunidad, la peor señal en un país inseguro.
Estamos re jodidos.
*Imagen de Redes Sociales.