Un amigo me contaba con entusiasmo: “Llamé a mis dos hijos estudiantes, uno de 11 y otro de 14, y en la mesa del living coloqué una fuente con agua, después lancé un cigarrillo adentro del agua y esperé un rato. Ellos me miraban con asombro. Entonces, saqué de una cajita un caracol de esos que hay en el jardín y lo coloqué dentro de la fuente. El caracol murió de inmediato. Fue en ese momento que les dije que ellos también morirían como caracoles si siguen fumando”.
El experimento resulta y ha sido recomendado hasta por el Ministerio de Educación, que a través de su video “Tras la pista del humo”, trata de sensibilizar a los estudiantes sobre las consecuencias nocivas para la salud del consumo de tabaco.
Ahora las alarmas han sonado porque los estudiantes chilenos siguen con una marca desastrosa: han batido el récord mundial al transformarse en los primeros consumidores en todo el planeta. Eso señala una de las últimas encuestas mundiales sobre tabaquismo, realizada por la Organización Mundial de la Salud en 100 países.
En Chile el drama es tan alto, que la encuesta revela que el 18% de nuestros niños empieza a consumir tabaco antes de los 10 años; que un 33% entre los 13 y los 15 años fuma habitualmente y que 7 de cada 10 estudiantes de 15 años admite que fuma.
Es cierto que son sus pulmones y que ellos tienen derecho a destruírselos, pero también es cierto que estando en proceso formativo, tanto en el hogar como en la escuela, requieren de un apoyo mayor, para que al menos, conozcan a fondo el peligro de fumar. Después que hagan lo que quieran.
Para iniciarse en el consumo del tabaco los niños tienen varios caminos. El primero es vivir en una familia donde hay muchos fumadores, y por lo tanto, han compartido las últimas fiestas y celebraciones aspirando el humo de los demás. Ese entono fumador favorece que comience antes a fumar, pero además, lo hace creer que no es dañino.
Otro factor clave es que los padres sean permisivos, es decir, no pongan obstáculos al consumo y no adviertan sobre los reales peligros de fumar, que al igual que cualquier droga, produce dependencia y enfermedades.
Por suerte en Chile dejamos de vender cigarrillos sueltos. Fuimos pioneros en la materia y se los vendían principalmente a niños de cualquier edad.
Las nuevas leyes han logrado disminuir el consumo de tabaco en el país, pero se han mantenido altos índices en escolares. Ya no tenemos que fumar el humo de los fumadores. Ya se respetan muchos espacios públicos. Pero falta enfrentar el tema con los niños.
En el tema del consumo de marihuana los expertos señalan que lo más grave es haber dado una mala señal, al decir que se trata de una plantita, de un vegetal que no solo es casi inofensiva, sino que además, tiene propiedades curativas.
No olvidemos el daño profundo que causa el tabaco en los menores y lo difícil que es revertirlo en el futuro.
Estamos frente a un gran tema, donde padres y profesores deberán colaborar para mostrar las consecuencias de fumar, para tratar de salir del primer lugar del mundo en el ranking de adolescentes fumadores.
¡Y no se olvide del pobre caracol!
