Foto: Twitter de Chile Vamos
Quién hubiera podido imaginarse que esos tres que estaban en el Debate de Chile Vamos eran candidatos al cargo más importante de la nación: ser Presidente de la República de Chile.
Todo mal. Una vergüenza nacional. ¿Esos son los políticos que nos merecemos? Los tres demostraron incapacidad de diálogo, incapacidad de exponer ideas sobre un programa de gobierno, y lo que es peor, los tres probaron ante los chilenos que son irrespetuosos, groseros, descalificadores, torpes, intolerantes, cínicos, demagogos, oportunistas, ajenos a la realidad que vivimos todos los días.
Ni Piñera ni Ossandón sirven para lo que postulan si esas son sus conductas públicas, siendo los dos del mismo partido, militantes antiguos de Renovación Nacional; siendo los dos de derecha; habiendo sido uno Presidente de Chile y el otro senador en ejercicio, no respetan ni sus cargos ni su trayectoria. Kast había sido ministro de Piñera, por lo tanto amigo y de las mismas filas políticas.
Con ese “fuego amigo”, para que quieren fuego enemigo. Una vergüenza por donde se lo mire.
La debilidad de Ossandón, sin embargo, parece que son los temas sexuales, ya que no pudo -durante todo el programa- dejar de pensar en la buena moza mujer cubana de Kast”.
Parecían adolescentes que gritaban y no se dejaban escuchar, mal educados, mal portados, con poco respeto por el público que observaba y atendía en el televisor cada uno de sus gestos, de sus rostros desconfigurados, de sus ticks, de sus tonos amargos, de sus palabras desatinadas e inoportunas.
Piñera poco creíble y destemplado, perdió la calma con Ossandón, algo que uno nunca se habría imaginado en el más importante candidato de la oposición al gobierno. Volvió a tirar acusaciones al voleo, a descalificar y condenar, lanzando a su oponente al “barro”. Su debilidad es el dinero, cuando debiera ser su fortaleza.
Tampoco lo hicieron bien los periodistas que se comportaron en forma engreída y prepotente”.
La debilidad de Ossandón, sin embargo, parece que son los temas sexuales, ya que no pudo -durante todo el programa- dejar de pensar en la buena moza mujer cubana de Kast, y la sacó al baile cuatro veces, con una insistencia enfermiza. No se calló ni siquiera cuando Kast le dijo que ella al menos lo acompañaba al programa, señalando que la mujer de Ossandón no había acompañado a su marido. Le volvió a decir que parece que le hacía falta un cariñito de ella. ¡Y esto lo dijo en un programa de cadena nacional de televisión para mostrar las ideas que proponen para gobernar Chile! Ossandón no habrá metido las manos, pero eso es lo mínimo que se le puede exigir a un hombre público, pero él muy torpemente repetía que no tenía facturas con su hermana y que tampoco había querido hacer tantos de los negocios que pudo haber hecho siendo alcalde. Un personaje para una historia de absurdos, pero jamás ni siquiera para un candidato presidencial.
Kast tiene muchos rollos en su cabeza como para ser Presidente. Le falta mucho tiempo para madurar. Fue más respetuoso y técnico que los demás, no parece ser un hombre que pueda conquistar muchos votos, aunque en el país de los ciegos el tuerto es rey, y por eso, la noche del debate brilló en medio de sus dos contendores que tantas veces se interrumpieron groseramente y se atacaron sin entender dónde estaban parados, sin darse cuenta que les estaban dando gratis un espacio y una oportunidad en los canales de televisión del país.
Tampoco lo hicieron bien los periodistas que se comportaron en forma engreída y prepotente, que con sus preguntas y contra preguntas no dejaron a los candidatos hablar y no estimularon a que dieran su visión de los grandes temas del país. Los periodistas no somos protagonistas, somos formadores de la opinión pública nacional.
¿Y quieren que este domingo vayamos a votar por ellos en las elecciones primarias?