El goleador se retiró con diferentes muestras de cariño, instancia en que incluso apareció el ex DT Roberto Mariani
SAN FELIPE.- Con lágrimas en sus ojos, Ángel Vildozo realizó un discurso –al término del partido contra Audax Italiano-, agradeciendo a los hinchas de Unión San Felipe por todo el cariño expresado en sus últimos seis meses de su carrera.
Y es que, más allá de la revancha de la Copa Chile, la despedida del “Ángel del Gol” se “robó” la atención del público en el Estadio Municipal; pues se fue el último gran ídolo del club.
A temprana hora, los fanáticos albirrojos desplegaron por varios sectores del estadio diferentes lienzos con consignas hacia Vildozo y realizaron cánticos durante el encuentro.
“Esta gente me ha hecho feliz. Acá todos creen que le di alegrías al público, pero yo solo hice fue jugar al fútbol. Tuve la suerte de estar en un gran equipo y que mis compañeros me ayudaran hacer goles. No hay gol ni cariño que se compara con el cariño de los hinchas”, señaló Vildozo, quien anotó 48 goles en sus pasos por la institución sanfelipeña, constituyéndose en el tercer máximo artillero de la historia del club (junto al también histórico Ricardo Rojas).
“Que hayan estado los jugadores del 2009 y el ‘Tata’ Mariani acá, la verdad que es muy emocionante. Además, vinieron mis padres, quienes me vieron partir de mi casa a los 16 años para cumplir mi sueño y que me vean en esta despedida con todo el cariño brindado deben estar contentos. Dejo el fútbol adentro de una cancha, como yo quería”, agregó.
Antes del partido, el club le hizo entrega de dos distinciones. Y para ello, el gerente Eduardo Olivares fue el encargado de pasarlo, junto al ex entrenador Roberto Mariani, quien apareció sorpresivamente en el homenaje.
El técnico argentino dirigió a Vildozo el 2009, año en que el Uní Uní ganó la Primera “B” y la Copa Chile. Tras el emotivo homenaje, Mariani comentó que “(Vildozo) es como un hijo. Fue un merecido homenaje“, agregando que “estar en San Felipe significa volver a mi casa. He estado en muchos lugares, pero nunca me sentí bien como en San Felipe. Me hicieron sentir como uno de ellos”.
