Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”
En el día del amor conversemos del beso.
Todo comienza con un buen beso. A partir del beso todo fluye bien en las parejas. ¿Somos poco besadores? ¿Besamos con descuido? Me gusta que la gente que se ama se salude con un beso en la boca, no en la mejilla. Es que el beso es la marca del amor.
A lo largo de la historia se ha escrito muchísimo sobre el beso, se han compuesto canciones, se han hecho películas y se lo ha visto como el sello del amor. Los besos forman parte importante de nuestra vida amorosa. He escuchado dar como una de las tantas razones para separarse: “Es que me besaba poco”.
Lo que pasa es que los besos son una manera de expresar y reiterar en el día a día, el amor que sentimos por las personas que amamos. Es una manifestación tan directa e importante, que siempre se dice que todo pasó después del primer beso. Como si ese beso hubiera abierto la puerta del amor.
Tengo un antiguo amigo, un maestro del periodismo, al que leo en sus columnas semanales. Se llama Nicolás Luco y siempre escribe sobre temas interesantes vinculados a la ciencia, a las nuevas investigaciones científicas, sobre los más diversos y variados temas.
Hace poco escribió un artículo sobre un trabajo de investigación que publicó una destacada bióloga chilena en su libro “Amor microbiano”.
En ese libro, ella asegura que: “En un beso de 10 segundos compartimos hasta 80 millones de bacterias. Las bacterias del otro se quedan en la boca y muchas llegan al intestino, algunas se quedarán con nosotros para siempre… mientras más besamos al otro, más nos parecemos en términos microbianos”.
Algo nuevo sobre el beso, que refuerza lo que puede durar el beso. Según la doctora, hasta después de nuestra vida nos quedamos en el otro, compartiendo nuestras comunidades microbianas, las que hemos intercambiado con la persona que amamos.
El aporte sobre los besos microbianos lo hace Cristina Dorador Ortiz (1980), Bióloga de la U. de Chile, doctora en ciencias naturales en la U. de Kiel y con estudios en el instituto Max Planck, ambas instituciones de Alemania. En esta última academia los investigadores han ganado más Premio Nobel que en cualquier otra institución académica del mundo.
Sus investigaciones se han basado en la microbiología y la ecología microbiana. Hoy es profesora e investigadora universitaria.
Su estudio le permite afirmar que seguiremos para siempre en quienes hemos besado, terminando con la idea que el beso podría haber sido un gesto hermoso pero fugaz. Ella nos explica que nuestro intercambio de microbios nos unirá, tanto o más que el amor, porque perdurará por muchísimo tiempo en nosotros.
En el fondo de nuestras bocas, (también de nuestros corazones) somos portadores de fragmentos inconclusos del amor. Hay historias que no terminan en esta vida, continúan en las siguientes generaciones para construir otros futuros.
Interesante revisar los hechos cotidianos a través del prisma de la ciencia. Los besos, nuestros besos, seguirán siendo una expresión de nuestro amor, pero también es bueno saber que para los científicos, son un infinito intercambio de bacterias.
El amor y los besos, con bacterias y todo, son los que dan sentido a nuestra vida.
*Imagen de Redes Sociales.