Vecina de “La Escuadra” denunció brutal ataque contra el animal, que terminó muriendo en sus brazos
SAN FELIPE.- La mañana del viernes fue trágica para la vecina del sector “La Escuadra”, María Irene Pulido Herrera, al ver que uno de los perros callejeros que suele cuidar sagradamente -a quien había apodado con el nombre de “Nena”- se moría, en muy malas condiciones, tirado en el suelo lleno de barro y sangre. “Pensé que se había peleado con otros perros”, contó la mujer.
Sin embargo, lo que le había pasado a su querida “Nena” nada tenía que ver con una pelea de perros, pues según aseguró esta vecina, la perrita presentaba cortes rectos y definidos en su cuerpo provocados por un arma blanca.
“Yo y mis hijos la revisamos, tenía puñaladas en su guatita, unos tajos en los muslos, puñaladas en la cabeza, por todos lados, estaba degollada. Cuando la revisamos nos dimos cuenta que esto fue un maltrato, una crueldad”, señaló.
En cuanto a los posibles responsables, la denunciante sospecha de “alguna de las personas que fuman droga” en el sector donde vive, porque no entiende de qué otra manera una persona en “su sano juicio”, podría hacerle esto a un animal.
“Esto fue una maldad muy grande, una crueldad, porque esta perrita era muy humilde, pero bueno, si alguien de ahí ha hecho esta maldad, yo quiero hacerlo público. Es muy triste lo que hicieron y no se justifica porque la perra era de la calle”, aseguró.
AYUDAN A CUIDAR
“Nena”, un quiltro de la calle color blanco con negro que tanto quería esta vecina, había llegado a su vida hace un año, cuando sus anteriores dueños la fueron a botar al sector. Desde ese momento que María Irene la cuidaba y alimentaba en la calle.
“Yo la cuidaba porque ya sentía que era de mi familia, yo soy amante de los animales, a mí no me importa si yo no tengo para comer, pero cuido y alimento a mis perros”, comentó María Irene, visiblemente afectada.
Pero junto a su pena, esta mujer cree que pueden ocurrir más ataques, ya que son cerca de seis los perros callejeros que habitan en el sector, los que reciben comida también de otros vecinos pues asumen que los animales son verdaderos vigilantes de la población.
“Ahora tengo miedo que le pase algo peor a otro de los perritos; otras veces los han quemado o les tiran agua hirviendo”, agregó preocupada la mujer.
