No faltaba nunca al trabajo y se mostrada con absoluta responsabilidad
SAN FELIPE.- Los dueños de la empresa Megaquim, ubicada en la comuna de Curimón, Evelyn Madrid Brito y Manuel Muñoz Ahumada, llevaban años esperando la formalización de su ex empleado Miguel Ángel Labarca Gallardo, a quien descubrieron robando sistemáticamente en su negocio.
Como señala Evelyn, este joven llegó a ser su empleado de confianza, quien estuvo a cargo de hacer facturas, atender clientes y recibir pagos. En su puesto de trabajo siempre se mostró responsable, incluso cuando era evidente que estaba muy enfermo, una actitud que para Evelyn y Manuel se trataba de una gran lealtad.
Pero esto no era así, “él no quería perder el control”, señala su ex jefa, quien ahora entiende por qué nunca faltaba a una jornada laboral.
Dice que su ex trabajador no colocaba el timbre normativo de Megaquin a los cheques con los que pagaban sus clientes, evitando que los documentos bancarios fueran endosados a la empresa y los dejaba abiertos para cobrarlos él por la ventanilla.
También, agrega esta empresaria, el joven consiguió las claves del sistema computacional de la empresa, con lo que tuvo acceso a los informes de pagos de la cartera de clientes, pudiendo modificar a su antojo estos datos, actualizando la información para no levantar sospecha.
ARRAIGO NACIONAL Y FIRMA MENSUAL
Después de tres años de espera, luego de un largo proceso de revisión, el pasado miércoles, el Juzgado de Garantía de San Felipe formalizó a Miguel Ángel Labarca Gallardo, ex trabajador de la empresa Megaquim.
La calificación jurídica que recibió el delito fue apropiación indebida reiterada de dineros, que según indica la empresa, bordean los 66 millones de pesos.
El Tribunal de Garantía de San Felipe determinó como medidas cautelares que no puede abandonar el país y debe firmar mensualmente a la espera de la próxima audiencia, fijada para el día miércoles 24 de enero.
Una vez que los dueños de la empresa descubrieron que su empleado les robaba con descaro, lo increparon y él no negó su accionar, más bien se mostró arrepentido, pidió perdón y dijo que no sabía cómo había podido hacer eso.
Conozca más antecedentes de este caso en la edición impresa de El Observador de Aconcagua del viernes 5 de enero