En este escenario ni Piñera ni Guillier pueden cantar victoria

Publicado el at 25/11/2017
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opinion de funador del diario el observador
Roberto Silva – Fundador de “El Observador”

En pocas palabras todos perdieron y los únicos que ganaron fueron los del Frente Amplio. En menos palabras todavía: el pueblo desalojó a todos los políticos tradicionales a lo largo del país.

¿Qué pasó en Chile? Como tituló la edición extra del lunes de “El Observador”, lo que vivimos el domingo fue un terremoto político. Cayeron las viejas estructuras, se vinieron abajo los grandes templos de la política.

A la UDI le fue mal, especialmente porque todavía no han hecho limpieza adentro de la casa, relegando a la bodega del olvido a todos esos antiguos jerarcas imputados, que por décadas creyeron que el partido se manejaba en el living de una casa de Las Condes. Tienen savia joven y ellos debieran ser el futuro del partido. La reelecta diputada Hoffmann fue categórica: “La UDI se comportó como una secta y no como un partido”.

A la DC le fue pésimo. La típica postura intermedia del partido los liquidó. Nombraron a la Goic de candidata presidencial para renovar la DC y la mitad del partido apoyó a Guillier. Los que estaban con Goic querían hacer renacer un partido que hacía rato estaba con diferencias valóricas al interior de la Nueva Mayoría. Los que estaban con Guillier querían tratar de seguir en el gobierno y continuar con sus peguitas estatales. Dijo Carolina: “Cuando plantean que hay que adherir sin condiciones a la candidatura de Guillier se cae en el poder por el poder, que es una forma de corrupción”. No pudo imponer su ética y ahora están quebrados en dos bandos, como en 1968.

Casi todos los votos “nuevos” del Frente Amplio salieron de los adherentes a la Nueva Mayoría, por eso son también los grandes perdedores. Bajaron en representación en el Congreso, en número de votos y en futuro político. Quedaron heridos y ahora tienen que tratar de recomponer el mapa político, teniendo no tres tercios, sino cuatro cuartos que arreglar. Ningún líder puede traspasar los votos de su partido a otro grupo político. Cada elector termina decidiendo en conciencia, por eso todos los cantos de sirena que hoy en día recibe la Nueva Mayoría pueden ser tan falsos como cuando la DC dice que apoya a Guillier sin saber cuántos seguirán esa propuesta. Y lo mismo para el MEO y otros.

“Complejo lo que viene. Hay más gente en la mesa y menos entendimiento entre ellos, lo que para nosotros, simples ciudadanos, significa menos gobernabilidad”

Piñera también perdió, porque el número de votos que obtuvo lo deja en la cuerda floja. El triunfalismo de ganar en primera vuelta le dio un portazo en la cara. Tendrá que recomponer y rearmar sus grupos y sus propuestas para tratar de ganarle a todos los que desde siempre han estado en su contra.

Guillier y Piñera representan opciones muy distintas. Guillier y Frente Amplio serán posiciones aún más distintas y tajantes (no más AFP, seguro de salud, gratuidad total y muchas otras exigencias). Por lo tanto, los dos nuevos grupos que se formen detrás de los candidatos a segunda vuelta, lo harán comprometiendo un programa que nos puede enfrentar en posiciones muy extremas, con lo cual, podríamos perder la paz social que hemos vivido en estos últimos casi 30 años.

El triunfo del Frente Amplio fue rotundo. Lo que ganaron fue el corazón de los que están cansados de los políticos tradicionales. La gente votó en contra de todos esos imputados y los que faltan por imputar, que han sostenido majaderamente el desprestigio de la política. La única manera que tiene el Frente Amplio de desanimar a sus seguidores es sumarse a la Nueva Mayoría. Y eso no lo harán. Tienen que demostrar –además- que están más allá de las peguitas fiscales y que tienen una propuesta concreta que ofrecerle a Chile.

Complejo lo que viene. Hay más gente en la mesa y menos entendimiento entre ellos, lo que para nosotros, simples ciudadanos, significa menos gobernabilidad.

 

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