Periodista
Quienes reporteamos en las calles todos los días nos topamos con historias tristes, trágicas, ejemplificadoras, alegres y también curiosas.
Hace poco, mientras reporteaba en el Tribunal de Garantía de La Calera, comencé a conversar con una persona acerca del frustrado robo al Banco del Estado. De pronto una mujer joven que escuchaba nuestra conversación se acercó y dijo en un tono orgulloso: “Yo en 2013 me robé 30 millones”. Ambos la miramos incrédulos y ella sonrió. ¿No me creen?, agregó y partió a la recepción a buscar algo.
Pasaron unos minutos y me llamó. “¡Mira -dijo- este es mi número de causa!”. Me mostró su cédula y a través del sistema computacional que hay en el tribunal buscó su sentencia y me la mostró sin una pizca de vergüenza o temor, sino al contrario como una gran hazaña que merecía aplausos.
Efectivamente, comparé los datos y la mujer había sido protagonista de un robo con violencia a un camión de fertilizantes hace unos años, donde junto a su pareja y luego de intimidar y amarrar al conductor lograron robar 30 millones de pesos.
La miré sorprendida y continuó diciendo que nunca lograron atraparla. Tiempo después ella se entregó a la justicia luego de denunciar a su pareja por violencia. Lo curioso es que sólo la condenaron a cuatro meses de firma mensual y arraigo nacional, ya que fingió haber sido obligada por su ex pareja para cometer el delito.
Entonces vino lo peor. Entre risas de orgullo dijo que robar ese camión fue la mejor decisión que tomó en su vida, puesto que la empresa nunca pidió de vuelta el dinero porque estaba asegurada y que con la plata del robo compró propiedades e hizo muy buenos negocios. Sin duda, era toda una “emprendedora”.
Pero cuando aún no salía de mi asombro me mostró un GPS que llevaba en su tobillo. “Este me lo pusieron cuando me llevaron por tráfico” dijo feliz de la vida. “Ahora yo estoy tranquila, vivo bien. Me mantengo con mis arriendos y pretendo hacer un negocio”. En ese momento se integró una joven que dijo ser “mechera” y que le iba muy bien en su “trabajo”. Me dieron ganas hasta de felicitarlas.
Por un segundo a uno le pasa por la mente todo lo que hay que sacrificarse en la vida para ganar dignamente lo que ella ganó en unas horas, pero la mayoría sabemos que pondría en riesgo su integridad por este dinero fácil.
La historia policial registra muchos robos “perfectos” que han inspirado numerosas películas: el robo de diamantes en Bruselas, el robo al museo de Boston, el banco de Bagdad en 2003 y muchos otros, cuyos autores no pagaron jamás ante la justicia. Sin duda este caso calerano debió ser uno de ellos.
