Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”
Formo parte del 78% de los chilenos que votamos por una nueva Constitución, que votamos para que se corrijan desigualdades, se combata la pobreza y la delincuencia, se resuelvan los arrastrados temas de pensiones que siguen sin solución, se tomen en serio los temas de educación, salud y cambio climático. Sin embargo, la nueva propuesta de Constitución que presentó la convención tiene demasiados problemas.
Son tantos los artículos mal hechos, que los partidarios del Apruebo piden cambios y los partidarios del Rechazo también piden cambios.
O sea, a nadie le gusta la Constitución tal como la entregaron los convencionales.
La pregunta ahora es muy sencilla: ¿cuál de los dos caminos permite reformar mejor la Constitución?
Sin lugar a dudas, la opción Rechazo es la que mejor permite las reformas. Es más, el mismo día que los partidarios de la opción Apruebo se juntaron para acordar las modificaciones, hubo sectores que advirtieron que, en verdad, no necesitaba cambios. Es decir que, si ganaban, no le moverían ni una coma.
Claramente hay un mayor compromiso por reformar la Constitución por los partidarios del Rechazo, incluso lideraron en el Congreso la baja de los quórums para hacer cambios constitucionales.
Chile vive un momento complejo, repleto de incertidumbres. Se puede ver con claridad que está todo paralizado esperando el resultado del Plebiscito. En un país normal una elección no paraliza a sus ciudadanos. Y lo peor de todo es que una Constitución debiera ser la garantía de los derechos y no las dudas sobre el futuro, debido a las ambigüedades que plantea y a la necesidad de restablecer todo a través de leyes que pueden demorar muchísimos años.
El texto propuesto no es el camino más corto para lograr los avances que necesitamos en derechos sociales y medioambientales. Le falta mucha precisión, mucho lenguaje correcto y asesoría de constitucionalistas.
Hemos perdido una oportunidad muy valiosa para haber logrado una Constitución que nos uniera, que nos hiciera mirar juntos el futuro, pero, por el contrario, la propuesta de Constitución nos divide, nos polariza, nos hace perder energías como nación. Lamentablemente, nadie se hace responsable de no haber logrado un texto que interpretara el sentido de toda la ciudadanía.
El periodismo no se hace con ambigüedades. Los lectores quieren objetividad en las páginas de crónica y claridad en las opiniones. Por eso, no dudo en expresar mi opinión, fundada en la lectura y estudio de la propuesta constitucional, en el sentido de votar Rechazo como el mejor camino para Chile, porque ese es el camino más fácil para alcanzar las reformas que TODOS queremos.
Justamente, en las opiniones libres e informadas, consiste buena parte de la libertad de expresión.
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