“El potencial minero de la región es el más grande de Chile”

Publicado el at 10:21 pm
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El ingeniero y académico PUCV Roberto Parada Araya se ha desempañado por 30 años en minera, fundiciones y es parte de quienes aporta en el diseño de la hoja de ruta de estas industrias

Roberto Parada Araya es docente y jefe de Asistencia Técnica de la Escuela de Ingeniería Química de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Sin embargo, su recorrido profesional estuvo ligado por 30 años a la industria minera, partiendo su carrera en la División Chuquicamata de Codelco, para luego pasar a Los Bronces y Fundición Chagres, de Anglo American Chile. Por eso es conocedor en detalle de la minería de la región, pues junto con ello conoce al dedillo la mediana minaría de Cabildo y Catemu.

Es claro en su proyección: “La Quinta Región tiene el potencial  minero más importante de Chile. Porque Codelco División Andina es el yacimiento que tiene las mayores reservas geológicas en Chile. Por eso, desarrollar la minería en la región es muy relevante”.

Para ello, hace una advertencia: debe hacerse sobre la base de pilares que hoy deben estar dentro del negocio y no sólo como mitigaciones: la protección ambiental, la incorporación de las comunidades y el desarrollo social.

– ¿Ahí está la gran diferencia entre la forma de hacer minería en comparación a 30 años tras?

“Hay elementos estructurales que están cambiando no sólo en la Región, sino en Chile. Lo primero es que la minería se está haciendo cargo de todos los temas de sustentabilidad y desarrollo social, sumándolos como temas centrales del negocio. Antes los tenía, pero desde la perspectiva de la mitigación, pero hoy el enfoque es ponerlos dentro de los objetivos de negocio. Esa es una forma muy diferente de relacionarse con las comunidades vecinas y cómo enfrentar el tema ambiental. El tema hoy pasa por incluir en las decisiones a las comunidades”.

– O sea, ¿se deben convertir en un factor de la operación?

“Exactamente. Hace dos semanas, salió el informe del International Council of Mining and Metals (ICMM), que financia la minería en el mundo, respecto de los relaves, luego del accidente en Brasil, del 2019. De este informe, surge una guía de cómo enfrentar el negocio minero y como hacerse responsable del tema de los relaves y una de las cosas más importantes es que el riesgo de los depósitos de relave no los debe definir la empresa, sino los debe definir la comunidad. Eso obliga a las compañías a empoderar a las comunidades en el dominio del tema”.

– O sea, es un cambio el paradigma…

“Claro: no es lo que ‘yo te ofrezco’, sino ‘lo que verdaderamente tú necesitas’”.

– Pero suele haber, en el debate comunidades versus empresas, mucho “blanco y negó” y pocas zonas grises ¿Qué deberían hacer para generar puntos de encuentro?

“Poner la sustentabilidad y el desarrollo social dentro del negocio. Con ello, la empresa tendrá la responsabilidad del desarrollo ambiental de la zona. Si hubiera sido así desde el principio, por ejemplo en el uso del agua no se hubieran tomado decisiones malas. En este nuevo enfoque, el agua es un recurso en el cual tiene prioridad el consumo humano, el agro y la minería debe obligarse a usar cada vez menos agua fresca y recircular el mayor porcentaje del recurso. Si, por ejemplo, se decide trasladar agua salada y convertirla, se debe realizar haciendo un consorcio con los demás usuarios de agua. Lo importante es mantener a las comunidades libres de riesgo y eso la minería lo sabe hacer muy bien, por ejemplo, con los altos estándares de seguridad de sus trabajadores. Ahora debe pasarse ese conocimiento a la salud del entorno”.

– Es decir, que las mineras sean aportadoras al desarrollo local

“Ése es el principio valórico que declaran las compañías del primer mundo en su Visión: que cualquier compañía no puede crecer si no crecen las comunidades. En Chile no se había desarrollado con tanta fuerza. Ahora la minería no puede ser una actividad encerrada. Debe ser desarrolladora del tema social. Y no sólo aportando plata, sino también modelos de comportamiento. Eso en el mundo de las empresas mineras, como Anglo American o BHP, está muy claro. Pero ahora hay que transferirlo eficientemente en lo operacional en Chile, en acciones concretas”.

– ¿Cómo ha ido evolucionando el peso de la minería en la generación de empleo?

“Aquí hay que considerar un elemento: progresivamente, la minería va a ir disminuyendo las ofertas de trabajo. Al menos en lo que se conoce hoy. Porque viene con fuerza la automatización de procesos, para que las empresas, con tecnología, manejen niveles de productividad y seguridad. En 20 años más estará madura esta automatización. Esto elimina muchas tareas manuales”.

– ¿En qué áreas?

En general, toda la línea de producción, como extracción, transporte, concentración y las fundiciones. Es un tema que se está discutiendo. Pero a la vez generará una oferta de trabajo más especializada. Hoy los servicios contratados están asociados en recursos masivos de personal, pero la tendencia es que estos servicios se irán especializando y requerirán mayor capacitación. No sólo las universidades, sino los institutos técnicos van a adquirir más protagonismo. Se van a necesitar muchos técnicos para mantener la tecnología de automatización, robótica, etcétera. También viene muy fuerte la electromovilidad y se necesitará expertos en motores eléctricos”.

– En este tema, la pandemia apuró todo…

“El Covid abrió la puerta para hacer cambio en prácticas de trabajo y con fuerza en la minaría. Se tuvo que poner en marcha esto de hacer diagnósticos a distancia y entrar a la planta sólo para hacer una intervención especifica. Haces diagnósticos con sensores, pantallas, centros de monitoreo y sólo personal especializado para la operación en terreno. Cada vez se va a minimizar el ingreso de personal a la mina”.

DESARROLLAR LA INDUSTRIA DE FUNDICIONES

Roberto Parada ha sido parte del Programa Alta Ley, donde varios actores públicos, privados y de la academia se dividen en meses de análisis y se traza una hoja de ruta de la minería a futuro. En ese contexto, se ha generado un grupo que analiza específicamente la proyección de la industria de fundiciones, donde este experto ha aportado su “know how”.

¿Y qué se ve en el futuro en torno a las fundiciónes?

“Hemos planteado que se pueda madurar la idea de crecer en fundiciones en Chile. Primero, por una cosa muy básica: el negocio apalanca mucho recurso social, es más tecnológico y el impacto en empleabilidad es muy alto. Y la otra: toda la minería chilena, desde el año 90, cuando empezó a crecer de 1 millón 300 mil toneladas a las 5 millones 800 mil actuales, lo hizo sin el crecimiento de la cadena de valor hacia las fundiciones, sino en concentrado y toda esa mayor oferta de concentrado se posicionó en China. Creo que perdimos una oportunidad histórica de haber aprovechado la riqueza mineral y política de aquel entonces. Debimos haber desarrollado un modelo de negocio asociado a fundiciones, pero el negocio de concentrado era tan bueno, que dio lo mismo. Tuvimos ceguera política. Tendríamos fundiciones de clase mundial“.

– Pero las fundiciones suelen estar en el centro de los discursos de protección ambiental…

“Se ha hecho un paradigma decir que las fundiciones son inseguras y contaminantes. Acá ha sido así, porque en un principio no hicimos las cosas tan bien. Pero en el mundo las fundiciones no son ni inseguras ni contaminantes. Capturan el 99,9% de todas sus emisiones. Además, a nivel mundial, esta cosa de transportar concentrado no encaja muy bien. Aunque sea barato. Cuando amplías la visión y no sólo ves lo económico, sino sustentabilidad y el pilar social, verás que transportar concentrado aumenta la huella de CO2 del cobre. Porque transportas mucho material que no es cobre, es lastre. Porque sólo el 30% del material es cobre. Si desarrollas la industria de fundiciones, es no sólo sacar cobre, sino refinarlo, sacar un mejor estándar y aumentar el desarrollo de la tecnología”.

– ¿Cómo hacerlo viable considerando que hay mucha oposición a este tipo de proyectos?

“Ahí depende de la calidad del proyecto no más. En el mundo desarrollado, hay fundiciones, como en Hamburgo, en medio de la ciudad. Pero porque no emite nada. Es entendible que nadie quiera ver de vecino a una faena industrial que está contaminando. Si la empresa se queda sólo con el paradigma de que da trabajo, es insuficiente. Hemos evolucionado. Ya no solo se trata de la de extracción y hacer un ganancial”.

– ¿Hay buenos ejemplos para mirar en el mundo?

Canadá y Australia tienen un muy buen desarrollo minero. Pero debieron hacer una ruta de aprendizaje. Y en fundiciones, hay muy buenos ejemplos en China. He viajado cuatro veces allá y son espectaculares. Y están instaladas para desarrollar las comunidades. Tanto así, que se le ubica en la zona interior de China, aunque eso sea económicamente muy complejo, porque encarece el transporta del material. Pero como el concepto central es ser generador de desarrollo, se decide dónde van a estar teniendo en cuenta qué zonas requieren dinamizarse. En Bulgaria o Hamburgo, las mantienen porque además de un buen negocio, se protege una tradición”.

– Y las fundiciones en Chile, ¿a cuánto s pasos están de esas experiencias?

Fundición Chagres es un muy bien ejemplo en Chile. Tiene sobre 97,5% de captura. Hoy la norma es 95%. Se adelantó mucho y tiene potencial para llegar a 99%. Hay dos elementos fundamentales acá: lo tecnológico, pero que no es tan importante, porque no tenemos un avance tan diferente al extranjero. Pero el otro tema es la gestión de conducta: el éxito de Chagres es que trabajó tempranamente en la conducta de la gente. El trabajador sabe que impacta al medio ambiente y parte de su trabajo es aportar a que eso cambie. Ahí nadie dice ‘esto no es mi problema’”.

– Entonces estamos en una buena posición

La quinta región tiene el potencial minero más importante de Chile, porque Andina es el yacimiento que tiene las mayores reservas geológicas en Chile y por eso desarrollar la minería es relevante. Pero en un modelo de desarrollo donde esté integrada la energía, eficiencia hídrica y desarrollo social. Que la minería sea sinérgica con la agricultura, por ejemplo. Que un proyecto minero pueda potenciar al agro, significa por ejemplo que se desarrollen proyectos conjuntos de uso de agua. Ponle agua a la región cordillera y tienes un potencial infinito”.

– ¿Pero cómo le ponemos agua a la región?

“Los grandes consumidores, donde la minería es importante, deben avanzar en no usar agua, recircular la gran mayoría. En este caso, el modelo hídrico permitiría, por ejemplo, desalinizar agua en forma masiva”.

– Hay proyectos pero lo ideal sería que las comunidades no sólo se queden mirando la tubería…

“En efecto. Ésa es la mirada miope. Si uno mete en su ADN el crecimiento social en la forma de cómo se hace el negocio, todo es diferente. No es cosa decir: ‘No contamino y doy migajas, hago una placita o ayuda a una escuelita’. Debe ser un ‘ganar – ganar’  de todos. La minería tiene esa responsabilidad”.

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