Desde hace mucho tiempo se viene anunciando la muerte del papel como vehículo de noticias, como forma de emitir mensajes escritos, ya sea en un diario, una novela o una escritura legal.
Desde 1894, han existido muchos anuncios sobre la muerte del papel. Los más importantes fueron el teléfono, después la televisión y finalmente Internet.
Sin embargo, el papel vive y triunfa sobre todos ellos por sus especiales características. Nada digital ha podido reemplazar completamente a la página impresa, debido a que es permanente, fina, estática, localizable en el espacio y muy editable. Lo digital, en cambio, es dinámico, actualizable y demasiado abundante.
Hay datos duros. El mercado del libro digital nunca prosperó. Las grandes empresas digitales, como Amazon, siguen abriendo librerías de papel. Cada vez que editan un libro digital lo hacen siguiendo las mismas normas gráficas que hace 500 años, cuando Gutemberg inventó los tipos móviles. No hay un nuevo diseño ni un nuevo formato.
Los grandes blogeros, como el chileno Germán Garmendia, triunfa en las redes, pero él mismo considera que su mayor éxito fue firmar su libro “#chupaelperro” impreso en papel.
Las diferencias son muchas y muy fuertes. Cuando uno toma un diario o un libro para leer, sucede que nos podemos dar cuenta con un simple vistazo de cuánto hemos leído, y cuánto nos falta, es decir, tenemos una percepción del tamaño del contenido que tenemos en las manos, mientras que en los medios digitales la cantidad o el tamaño del contenido es tan abrumadora, que nunca podremos conocerla en su totalidad.
La convivencia de las dos memorias, la de papel y la digital, es el mundo actual y será parte del mundo que viene, pero descartar o desechar el papel, todavía resulta imposible. Por importantes que sean los aportes de las nuevas tecnologías de la información, les seguirá faltando ese soporte estático y finito, al que ellos nunca podrán acceder.
Y todo esto para subrayar que cumplimos 47 años imprimiendo papeles, llevando hojas impresas a su hogar, poniendo por escrito noticias y sentimientos, avisos y titulares, fotos y entrevistas, todo contenido en un cuerpo físico, con 48 o 64 páginas, o 136 como en esta Edición Especial de Aniversario.
Seguimos creyendo que el papel tiene larga vida, especialmente en nuestras comunidades, donde tanta gente busca este soporte, seguro y confiable, para saber y entender lo que pasa en su comuna.
“El Observador” seguirá siendo el único medio del planeta que se interesa por reportear y publicar las noticias de nuestra zona, el único que tiene un compromiso de informar con independencia y oportunidad, lo que pasa en los lugares en que vivimos. Y estamos contentos de saber que esa voluntad y esa decisión son valoradas y acogidas por nuestros lectores y avisadores.
Reiteramos nuestra fe en el papel impreso, en esa permanencia que nos permitiría leer el aviso económico que publicó Bernardo O’Higgins en “La Aurora de Chile” para vender su piano. En esa permanencia inalterable que son esos recortes con la foto de su hija ganando el campeonato, la noticia de la muerte de un ser querido o el reportaje sobre la historia de su ciudad. Todo guardado y conservado, inalterable al paso del tiempo.
Sigamos juntos en este camino de comunicaciones periodísticas, en donde se unen el papel impreso y la página digital, como nuestra mejor señal de modernidad.