“Al parecer, las especies se las fueron llevando de a poco”, aseguró José Luis Mardini, vicepresidente de la Fundación Franciscana
SAN FELIPE.- En la entrada del Museo de Curimón, a un costado de la iglesia y resguardado bajo techo, se encuentra hoy el valioso carruaje del siglo XVIII que había sido sustraído en 2017 por una falsa restauradora quillotana. Éste fue recuperado el pasado 8 de octubre por detectives de la Brigada de Delitos contra el Medio Ambiente y Patrimonio Cultural de Valparaíso, luego de la denuncia hecha por la Oficina Regional de Patrimonio y Cultura, la cual ofició a la Fiscalía Local sobre la ausencia de ésta y otras especies de valor.
Y así como fue sustraída esta pieza histórica, se calcula que faltan entre 50 y 60 objetos del museo, aunque “no se sabe bien qué piezas faltan. No tenemos por el momento a los culpables, no tenemos bien los datos de lo que falta, pero sabemos que faltan cosas”, comentó a “El Observador” José Luis Mardini Vélez, vicepresidente de la Fundación Franciscana de Curimón, la que está a cargo de la restauración de la iglesia.
Eso sí, hay cosas que a simple vista se echan de menos. “Nosotros como comunidad igual nos acordamos de cosas que ya no están. Por ejemplo, los objetos de plata. No hay nada, nos faltan cruces, un cáliz y algunos bordados de este material que tenían algunos libros. Faltan unas arpas, un brasero de bronce e incluso el pie de una momia chilena. Al parecer, las especies se las fueron llevando de a poco, no es que de un vez se llevaron todo”, afirmó Mardini.
Para el presidente de la Fundación Franciscana de Curimón, la cercanía que tenían los padres franciscanos con la comunidad puede ser una de las causas de que hoy falten objetos en el lugar. “En realidad los que administraban el museo eran los padres franciscanos, ellos son los dueños. Entonces, como los franciscanos eran muy cercanos a la comunidad no faltaba el que llegaba ofreciendo ayuda y, como retribución, seguramente ellos pasaban una pieza del museo”, comentó.
Pero también asegura que la pérdida de estos valiosos objetos pudo deberse a que “mucha gente se llevó cosas que eran de ellos, según lo que ellos informaban. Por ejemplo, yo llevé al museo mi celular antiguo, lo presté para que lo exhibieran y después que se fueron los franciscanos lo fui a buscar. Eso, entre otras cosas que sí se deben haber robado, derechamente”, aseguró.
En este sentido, agregó que “nosotros esperamos que se recuperen las cosas. Cuando regresó el carruaje nos sentimos bien porque con esto nos damos cuenta que se están recuperando los objetos perdidos. De todas formas, no se sabe bien qué piezas faltan y qué piezas tienen los padres franciscanos en los museos de ellos en Santiago”.