Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”
La crisis de seguridad no se detiene. Mientras los políticos hablan, los delincuentes actúan. Siguen los robos, asaltos, portonazos, disparos a matar, violencia desatada y se va imponiendo cada vez más la ley del salvaje. Como en las películas del oeste: gana el que saca el revólver más rápido.
Pero el gobierno no entiende y sostiene que reforzar legalmente a Carabineros y la PDI, es dejar que la policía tenga acceso a un gatillo fácil, como dijo la Ministra del Interior y repitió la Ministra Secretaria General de Gobierno.
En verdad, andan muy perdidos. Poner en duda que la fuerza policial tiene que tener respaldos legales urgentes para poder intentar detener a la delincuencia, es muy absurdo. Es sinónimo de no interpretar para nada el sentir mayoritario de los chilenos, que quieren seguridad por sobre cualquier cosa.
No hay duda que esta sordera irresponsable el pueblo se la cobrará en votos el próximo domingo 7 de mayo, en las elecciones para consejeros constitucionales.
Se trata de la ley llamada Retamal-Naín, apellidos de carabineros asesinados, que propone que las policías puedan contar con la legítima defensa privilegiada para el uso de armas. Es decir, que se puedan defender, que puedan actuar persiguiendo a los delincuentes y que puedan actuar en defensa propia. Algo demasiado básico, sin embargo, hay quienes se oponen a este mandato, asegurando que se puede transformar en una forma de abuso. Hay cerca de 50 mil carabineros en todo Chile, puede haber problemas con algunos, pero hay miles arriesgando sus vidas por nosotros. Hay que ser muy miope para no ver con claridad la situación que enfrentan todos los días y todas las horas del día los PDI y los carabineros.
Los políticos, y en especial el gobierno, están jugando con fuego, con la intención de defender un principio que puede tener mucha validez, pero que no es oportuno para actuar ante la crisis creciente y agobiante que estamos viviendo en todo el país.
Necesitamos más seguridad, mucha más seguridad. Campañas publicitarias para convencer a algunos chilenos para que ingresen a servir en la policía y poder aumentar su número, que hoy es muy limitado. Recursos para dotarlos de armamentos más modernos y sofisticados, de más equipamiento, vehículos y sistemas tecnológicos, de más personal de inteligencia y de una legislación que los proteja, tanto como ellos nos protegen a todos nosotros.
Quiero terminar esta columna con dos frases fundamentales para comprender que el gobierno no entiende lo que está pasando.
La ministra Secretaria General de Gobierno, Camila Vallejos dijo: “Nuestra propuesta es sensata (…) evita algo que todos queremos evitar, que es el gatillo fácil. No queremos gatillo fácil, porque después lo vamos a lamentar”.
Eso lo puede decir ella con toda tranquilidad, porque nunca ha estado sometida a un gatillo difícil.
La mártir de Carabineros, suboficial Rita Olivares (Q.E.P.D.) sí estuvo sometida a un gatillo difícil, lo que le costó la vida.
En la audiencia de formalización de los asesinos de Rita, la jueza de Garantía, Paula Millón Lorens se preguntó: “¿Qué sensación de seguridad podría tener una persona civil, que no porta armas, que no tiene ningún tipo de adecuación o entrenamiento para repeler un ataque?” Y agregó: “Nos coloca en esta sensación de vulnerabilidad donde ni siquiera los funcionarios policiales permiten tener una sensación de seguridad que alcance a todo el resto de los ciudadanos”.
Pero aquí viene lo peor.
En esa audiencia, uno de los acusados del crimen, Luis Martínez, declaró que cuando iba arrancando con otros dos delincuentes, uno de ellos, Maximiliano Fuenzalida, el que le habría disparado a Rita, le señaló: “Me tercié de frente con la paca que se bajó del copiloto de la patrullera de los pacos y le tuve que disparar”.
No hay más que agregar, solo repetir esas palabras malditas, pero clarificadoras, para que lo lean bien los que nunca se han parado frente a un gatillo difícil.
“Me tercié de frente con la paca que se bajó del copiloto de la patrullera de los pacos y le tuve que disparar”.
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