Se desmayó tras inhalar monóxido de carbono y cayó al agua
EL MELÓN.- A eso de las 14 horas del pasado martes, tres hombres -entre ellos un joven de 18 años- se encontraban trabajando en la profundización de un pozo en un recinto privado, ubicado en el kilómetro 118 de la ruta 5 Norte, a la altura de El Melón.
Dos de ellos estaban dentro del pozo -de alrededor de 12 metros de profundidad- extrayendo con una motobomba el metro de agua que contenía, para de esta manera bajar las herramientas y así continuar excavando unos metros más. Para ello habían puesto la motobomba cerca de ellos, sobre una escalera, pero de pronto comenzaron a sentir mareos y una debilidad que los llevó a desmayarse y caer al agua.
Lo que había sucedido, lamentablemente, fue que la máquina tenía una fuga de monóxido de carbono, que les afectó gravemente. Cabe recordar que el monóxido es un gas sin olor ni color y altamente tóxico, cuya inhalación causa al principio dolor de cabeza, mareos, debilidad, dolor en el pecho y confusión, entre otros síntomas, provocando incluso la muerte cuando se inhala en niveles elevados.
Ante la desesperación el otro trabajador que se encontraba afuera del pozo entró para intentar rescatarlos pero también inhaló gas y cayó al agua. Afortunadamente personas que fueron testigos del hecho llamaron a Bomberos y emergencias. “Recibimos el llamado 13:50 horas y a las 2:05 ya estábamos todos los organismos competentes en el lugar: Bomberos, las dos ambulancias, el equipo de emergencias municipal y Carabineros”, cuenta el encargado de emergencias nogalino, Marcelo Tapia.
“Comenzamos a sacar a los afectados, que venían en estado crítico, a uno de ellos le hicimos reanimación tres veces hasta que botó agua con barro de su boca. Ellos hubieran muerto por inmersión de no ser por la rápida acción de los servicios de emergencia”, aseguró
“ESTAR VIVO ES UN MILAGRO”
Lamentablemente el más perjudicado fue el joven Bastián Gamboa Cea de 18 años, del Valle de Ocoa en Hijuelas. Si bien el accidente fue grave, afortunadamente ya se recupera en el Hospital San Martín de Quillota.
Según recordó, tras ser consultado por “El Observador”, se desvaneció cuando se encontraba a cerca de cinco metros de altura en una escalera dentro del pozo. Bastián cayó al agua y perdió el conocimiento y en el hospital sufrió dos infartos, pero las maniobras de los paramédicos lograron estabilizarlo.
“Aún estoy asustado pero estar vivo es un milagro. Mi padrastro Rodrigo González también está bien y al otro trabajador le dieron el alta. Era el primer día que trabajábamos ahí y después de esto no creo que lo vuelva a hacer. Me emociona saber que gracias a Bomberos y todos los equipos de emergencias que llegaron tan rápido estamos vivos, pensé que perdería la vida”, reconoció el joven.
Los otros dos trabajadores -que también tendrían domicilio en la comuna de Hijuelas- fueron identificados como Rodrigo González González de 40 años y Alberto Olivares Suazo de 60, y fueron atendidos con lesiones de mediana gravedad en el Hospital “Doctor Mario Sánchez” de La Calera.
EL PELIGRO DE HACER UN POZO
Debido a la compleja situación hídrica en la zona hay muchas personas que necesitan construir o ahondar las norias, ya que el agua ha bajado a niveles más profundos que hace unos años atrás, lo que ha llevado a que se incremente la oferta de trabajadores en este rubro. Sin embargo, no todos quienes se dedican a esta labor cuentan con la capacitación necesaria para conocer los peligros que esto conlleva.
Así lo afirma Marcelo Tapia, quien también explicó los riesgos que esto conlleva si no se cuenta con la experiencia y equipos necesarios.
“Hay que tomar serias precauciones antes de atreverse a trabajar en esto. Primero tenemos que aclarar que la falta de agua es terrible en la zona. Pozos, por ejemplo, de 12 metros que antes tenían ocho metros de agua hoy tienen uno, algo impensable en años anteriores, por lo que hay mucha gente que en la desesperación quiere solucionar esto de manera rápida. Primero que todo, deben ser expertos y manejar 100 por ciento este tipo de trabajos, ser expertos en espacios confinados y profundos. Está el riesgo de paros cardiacos en el interior, de inhalación de este gas que produce el motor de las máquinas, las que deberían estar lejos del pozo, contar con las medidas de seguridad como cuerdas especiales, guantes, cascos. No cualquiera puede llegar y trabajar en esto”, manifestó.
En este caso Tapia aclaró que “ellos no trabajaban para una empresa, trabajan de manera particular, por ende, no tenían los métodos de resguardo necesarios”.