El abogado prócer de la Independencia

Publicado el at 6:03 pm
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Hace 200 años, un 26 de mayo de 1818, Manuel Rodríguez Erdoíza, fue asesinado en Til Til o en mapudungun tril-tril, que significa “andar sonámbulo haciendo ruido al andar”, cuando era dirigido en calidad de prisionero a Quillota.

Cristián Jara B.
Abogado

Mucho se ha escrito sobre el patriota, espía y guerrillero, y su rol en la Independencia Nacional, pero poco sobre sus virtudes cívicas y su impronta marcada por su condición de abogado. Obtuvo el grado de bachiller en “Cánones y Leyes” en la Universidad de San Felipe, mas no el de doctor por falta de recursos, en aquella época se miraba muy mal al abogado que no se doctoraba y no exhibía la borla respectiva. Amigo de infancia de José Miguel Carrera, con quien se educó en sus primeros años, en el Colegio de San Carlos, y además vecinos, en lo que hoy es el barrio cívico de Santiago, Rodríguez tuvo también un destacado rol como docente en su Universidad.Fue además, un miembro activo de los Cabildos llegando a ser Procurador del Cabildo de Santiago.

Pero más allá de aquello, cabe destacar su espíritu democrático, tal vez determinado por su condición de ilustrado, era de los pocos profesionales entre los próceres de la época, y cuyo actuar público siempre estuvo marcado por la convicción que debían ser los mismos ciudadanos quienes decidieran su destino.

A dos siglos de su muerte y en un mes en que hemos evocado a otro héroe patrio abogado: Arturo Prat, parece de toda justicia no olvidar a Manuel Rodríguez, cuya lealtad y convicciones lo condujeron a su muerte en Til Til, siendo cobardemente asesinado por aquellos con quienes había servido en la causa independentista.

Un héroe muchas veces relegado y erróneamente empleado duranteun tiempo por movimientos de extrema izquierda, nada más alejado del espíritu de Don Manuel.

Por otro lado, no debemos olvidar que el gobierno del entonces Director Supremo O’Higgins lo intentó tentar con ser embajador y en favorables condiciones, en Argentina y Estados Unidos, pero Manuel Rodríguez, fiel a su ímpetu, prefirió quedarse en su tierra, Chile, y servir por aquella naciente Nación en cuya independencia tanto había colaborado. Rodríguez, encarnó en propiedad lavirtud cardinal de la Justicia (dar a cada uno lo suyo), de la cual deriva la denominada “pietas” o piedad, entendida por Aristóteles como “aquella virtud por la que se ofrece un servicio y culto diligente a quienes nos están unidos en la sangre y en el amor a la Patria”.

En suma, don Manuel Rodríguez Erdoíza, abogado y patriota, nos debe servir de inspiración y ser ponderado correctamente en los anales de la historia, ya que más allá de sus hazañas, como espía y guerrillero, fue un hombre con un claro espíritu de servicio por su pueblo, por su tierra y con convicciones democráticas innovadoras para aquella época.

 

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