Yo soy oriundo de San Antonio. En el año 2006 ingresé a estudiar periodismo a la Universidad de Playa Ancha en Valparaíso porque en mi ciudad no había una oferta académica que me motivara a quedarme. Me levantaba todos los días a las 5 de la mañana para tomar un colectivo al terminal y abordar el primer bus a eso de las 6 am, con el objetivo de no llegar tarde a clases a las 8 de la mañana. Ese primer año me costó encontrar casa en Valparaíso, a fin de evitar el desgaste de viajar todos los días dos horas de ida y dos horas de vuelta.
¿Qué tiene de relevante mi testimonio? Pues bien, con el paso de los años, las pequeñas ciudades o aquellas alejadas de la capital regional poco a poco han ido creciendo en materia educativa, con más y mejores ofertas, lo que sin duda es un tremendo paso. No todo tiene que ser en Santiago o Valparaíso, si podemos tener educación de calidad en nuestras provincias.
Antes era complejo pero hoy ya es una realidad. Ciudades como Quillota, La Ligua e incluso Los Andes y San Felipe cuentan con alternativas, tanto de carácter privado como también estatal. Frente a esto, celebro que al fin, y después de más capítulos que telenovela turca, haya salido humo blanco con respecto al CFT estatal para Los Andes. Cuando ya se pensaba que sería una de las tantas promesas sin cumplir por parte de las autoridades, esta semana se entregaron los recursos para el diseño que posteriormente será licitado para construir el edificio.
Contará con carreras más centradas en la realidad local, lo que sin duda será un aporte a la comunidad que desee estudiar en este Centro de Formación Técnica, que por cierto será gratuito. Áreas como la minería, el turismo o la agricultura, tan propias de Aconcagua, serán parte de la malla curricular que se impartirá en este futuro centro educativo, que estaría listo a mediados del 2019.
Hoy, tener educación de calidad cerca de casa es posible. Significa un ahorro importante de recursos (no se paga arriendo ni traslados interprovinciales) y una oportunidad de aportar en el desarrollo de nuestras propias comunidades. En definitiva, no perder el sentido de arraigo con la zona, que muchos estudiantes dejan de lado cuando el bus cruza el túnel de Chacabuco o La Calavera.