“Domésticos”, dejen de robarles a nuestros niños

Publicado el at 20/06/2017
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Hace casi 15 años, en mis inicios como periodista de “El Observador”, me tocó cubrir un robo sufrido por el jardín de la Fundación Integra en Quebrada Alvarado, Olmué. Miserables ladrones se habían llevado hasta la comida y el papel higiénico destinado a niños en situación de vulnerabilidad de ese apartado sector.

Me pareció terrible e indecente. Que alguien destruya ventanas, protecciones, puertas, desordene una sala de clases y rompa muebles para robarse las que quizás eran las únicas comidas en el día de esos parvulitos, sin duda, me desarmó por dentro y me hizo reflexionar sobre la pobreza valórica de esos delincuentes que la comunidad suele llamar “domésticos”, porque roban en las casas de sus propios vecinos y a gente hasta con más necesidades que ellos mismos.

Me dolió e indignó además, porque me crié en un jardín infantil público, el querido “Caritas Risueñas” de Limache, un recinto con más de cuatro décadas de historia, dependiente de la Junta Nacional de Jardines Infantiles, Junji. Entre juegos, ahí aprendí muchas cosas, pero especialmente valores como la amistad, el compañerismo, la colaboración, el respeto, el cuidado del medio ambiente y el que todos los niños, independiente de nuestro origen socioeconómico, éramos iguales en derechos y libertad.

Más de 35 años después de egresar del jardín, son los mismos valores que enseña mi esposa -educadora de párvulos- y aprende mi hija, precisamente en un jardín de la Junji, ahora en Quillota. Pero es otra época y a lo que me enseñaron hoy se suman, por ejemplo, el respeto por la diversidad o la inclusión de niños en situación de discapacidad o inmigrantes. Además, forman a los párvulos para ingresar a la educación básica, entregan alimentación y cuidados muy amorosos, todo gratis, como parte de la misión del Estado de proteger a la infancia.

¿Cómo no va a indignar entonces la seguidilla de robos que han sufrido los jardines infantiles de Quillota? Este fin de semana, con el establecimiento de Integra ubicado en la Población “José Miguel Carrera” llegamos al quinto desvalijado en lo que va del año. Antes fueron Los Lúcumos, Antumapu, Los Pollitos y Principito, este último, con seis robos sufridos en los últimos años.

¿Qué roban? Tal como hace 15 años en Olmué, útiles escolares y alimentos, además del gas para calefacción y cocina, pequeños electrodomésticos -muchos de ellos, propiedad de las “tías”- y hasta los juguetes. Son cosas que intentan vender rápido entre sus propios vecinos, seguramente para comprar pasta base. ¿Y quienes pierden? La comunidad educativa, especialmente los niños, porque aunque la cuantía del robo sea baja, en estos jardines todo sirve, nada sobra y los daños que provocan al robar aumentan un perjuicio que estos “domésticos” jamás pagarán.

Estos ya no son “casos aislados” y ameritan medidas drásticas y concretas en cuanto a vigilancia, investigación, identificación, búsqueda y juicio, para que, de una vez por todas, nuestros niños dejen de sufrir por la delincuencia, en una edad inocente y tierna, en la que solo deben preocuparse de jugar, aprender y amar.

 

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