En el marco del Día Mundial de la Danza, la quillotana Brenda Rosales y la quilpueína Javiera Walker cuentan cómo es vivir del arte, además de formar a nuevas generaciones de bailarines
Podemos entender la danza como el arte en donde el movimiento está al servicio del cuerpo como medio de expresión. Pero también como un canal de interacción social. Pero para Brenda Rosales Bórquez y Javiera Walker Alarcón, bailar es más que una actividad artística: es una vocación de vida a la cual han decidido dedicarse por completo.
Sus historias inspiran, justo cuando ayer, viernes 29 de abril, se celebró el Día Mundial de la Danza. El Observador conversó con ambas bailarinas y coreógrafas, sobre una actividad que es una forma de vivir, sentir y amar.
Brenda Rosales Bórquez es maestra de danza y coreógrafa de profesión con una trayectoria amplísima. Nació en La Cruz en 1970 y estudió en distintas instituciones del país, especializándose en Pedagogía. Actualmente, es directora del área de Academias de la Danza del Centro Cultural Municipal “Leopoldo Silva Reynoard” de Quillota y de la Escuela Cultural de Danza Municipal.
Desde pequeña manifestó un interés por diversas artes, que fueron entrelazando su camino hasta llegar al baile. Las decisiones de su vida la sorprendieron en un periodo difícil, en un contexto marcado por la dictadura militar, integrando una generación que se aventuró hacia la danza, cuando todo lo relativo a las expresiones culturales sufría por la escasez de espacios y oportunidades.
Para la quilpueina Javiera Walker Alarcón las circunstancias fueron diferentes, pero no la valentía con la que debió afrontar su decisión de vivir del arte. Tiene 28 años y también es bailarina de profesión. Estudió interpretación en danza en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano y hoy forma parte de las compañías “Octavo Movimiento” e “Hilo Rojo”.
Tal como Brenda, a temprana edad experimentó con otras disciplinas artísticas, pasando de la rigidez corporal que sentía a tocar el piano, a la libertad de movimientos con las que el baile le ha permitido expresarse. En la danza contemporánea pudo crear su propio lenguaje y estilo artístico.
LA FORMACIÓN EN DANZA DEBE SER CON AMOR Y RESPETO
A través de la danza, se pueden desarrollar herramientas personales físicas y emocionales. Javiera explica a “El Observador” que este arte facilita la superar sentimientos negativos, como la vergüenza y el miedo a expresarse corporalmente.
En esa tarea, la labor de formación se basa en un principio esencial: el respeto por el cuerpo de la otra persona.
“Es súper importante que la persona que está guiando sea respetuosa con el cuerpo de la otra, para mover tu cuerpo de forma tranquila, sin miedo, sentirse segura. El traspaso de experiencia debe ser con amor y respeto”, recalca.
En paralelo, se van desarrollando ventajas físicas, pero que también influyen en la relación con el entorno y las actividades cotidianas. Javiera cuenta que aprendió a tener mejorar postura, caminar con seguridad y a ser más consciente de su cuerpo. Con esa consciencia, pudo tener un mejor contacto con el entorno, junto con cuidar y alimentarse mejor.
“Bailar en realidades diferentes, barrios o situaciones te da una visión de lo que ocurre a nivel social, y eso lo agradezco un montón” / Javiera Walker
VIVIR DE LA DANZA COMO CUALQUIER PROFESIÓN
Brenda Rosales explica la relación que se genera entre el bailarín y lo que comunica, señalando que en cada movimiento hay contenido, un mensaje, que traspasa ideas y emociones.
“El bailarín es un intérprete que es capaz de manejar sus potencialidades creativas, expresivas y reflexivas, que le permiten transformarse en un instrumento de desarrollo personal y colectivo a través de la escena”, señala la coreógrafa quillotana.
Si bien en el último tiempo el panorama ha mejorado, la danza y otras artes siguen siendo subvaloradas, teniendo que depender muchas veces de la autogestión tanto individual como colectiva, desde agrupaciones culturales, academias y escuelas. Sobre todo en Región de Valparaíso, algo de lo cual Javiera y Brenda cree que debe hablarse, sobre todo en el marco del Día Mundial de la Danza.
“Doy gracias que niñas, niños y jóvenes tengan la posibilidad de aprender, entregar y emocionar a través de la danza” / Brenda Rosales.
Brenda problematiza sobre esta situación y declara “lamentablemente hasta hoy en día, la actividad artística sigue siendo considerada de segundo orden”.
“Proyectarse profesionalmente en ella es una osadía que deben enfrentar los que optan por ésta, en forma alternativa a una profesión ‘tradicional’. Lo incipiente de la institucionalidad (cultural) y la falta de fuentes de financiamiento estable afectan a quienes desean dedicarse a la danza”, comenta.
Aquí es donde la diferencia con otras culturas sale a la luz. La maestra de danza pone como evidencia que, a diferencia de oriente, “en la cultura occidental la dedicación al arte se vincula a una elite que puede desarrollar sus intereses en el tiempo libre”.
“En lo profesional aún existe una deuda hacia quienes se profesionalizan en lo artístico. A pesar de que nuestra área de desarrollo, ya sea con conocimientos autodidactas, universitarios o incluso de post grado, son tan valiosos como cualquier otra área profesional”, opina.
GRACIAS A LA DANZA, QUE ME HA DADO TANTO
Pese a las dificultades que enfrenta la escena dancística en nuestra sociedad, ambas bailarinas son profundamente agradecidas de las virtudes y sensibilidades que han podido desarrollar en este arte.
Para Javiera Walker, la danza le ha permitido moverse con libertad, hacer comunión con sus pares al bailar en grupo y ser más consciente del cuerpo de otras personas. También ha potenciado la colectividad barrial, al poder enseñar en su sector, además de poder viajar y conocer distintas realidades.
“Bailar en realidades diferentes, barrios o situaciones te da una visión de lo que ocurre a nivel social, y eso lo agradezco un montón”, declara.
Brenda Rosales coincide en dar gracias a la danza por lo que le ha dado. Sobre todo a la experiencia de enseñar.
“Doy gracias que niñas, niños y jóvenes tengan la posibilidad de aprender, entregar y emocionar a través de la danza. Tengo la satisfacción de haber apoyado a formar a toda un generación de quillotanas que se dedican al danza y tienen sus propias academias y talleres”, comparte la coreógrafa, que siente como parte de su propia celebración cada 30 de abril, cuando el planeta conmemora el Día Mundial de la Danza.
Cronograma actividades celebración Día de la Danza 2022 en Quillota
Sábado 30 de abril: Intervención urbana
11:30 horas
Desde Centro Cultural hasta la Plaza de Armas de Quillota
Sábado 07 mayo:
Quillotadanza/artes integradas
Lugar: 21 de Mayo 200, Plaza de las Artes (frontis Centro Cultural Municipal “Leopoldo Silva Reynoard”)
Desde las 15:30 horas
Domingo 08 mayo:
Quillotadanza/artes integradas
Lugar: Plaza de Armas de Quillota
Desde 15:30 horas
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