Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”
Cada vez con mayor fuerza crece la presencia de las cuidadoras de adultos mayores en miles de hogares de nuestra región. Hoy en día las familias que pueden hacerlo, prefieren contratar cuidadoras para que vean a sus abuelitos, en vez de enviarlos a un hogar. Aunque también, en muchas casas hay personas mayores o miembros de la familia cuidando a los adultos postrados o con dificultades de salud.
Chile envejece: uno de cada cinco habitantes es mayor de 60 años, gracias al crecimiento en la esperanza de vida de las personas que, ayudadas por los inmensos adelantos en la medicina y por la tecnología, pueden vivir más años. En el caso de nuestro país, a eso hay que agregar la baja fecundidad, con matrimonios o parejas que tienen un solo hijo.
Un estudio publicado por el Instituto Milenio para la investigación del Cuidado, mostró que entre el 79% y el 89% de las personas cuidadoras en Chile son mujeres; más del 40% tienen entre 40 y 59 años; entre el 35% y el 43% tienen un nivel educativo medio o menor y entre el 77% y el 89% viven junto con la persona que cuidan.
Si como ya sabemos Chile envejece, nuestra región es la más envejecida, llegando en algunas comunas a extremos, como que, por ejemplo, un cuarto de la población sea mayor de 60 años. Crece también el deterioro en la salud de los mayores y aumenta la dependencia. Estamos con cerca de 18 mil personas mayores con dependencia severa en nuestra región. El envejecimiento acelerado en el país y en nuestra región se ha convertido, cada día más, en un gravísimo problema humano y social. Las cifras son más que expresivas: mientras el porcentaje de Personas Adultas Mayores (PAM) respecto a su población en Chile es de 19,3%, en la Región de Valparaíso es de 23,3%. En la región tenemos 425 mil 883 PAM, y se proyecta que en el 2027 habría 500 mil 794 y que en el 2032 podrían alcanzar 565 mil 636. Cifras en verdad alarmantes si no se atiende el problema.
Frente a esta preocupante realidad la Universidad de Viña del Mar creó el Programa Integral de Cuidados para Personas Mayores de la Región de Valparaíso, en convenio del Gobierno Regional, procurando dar un primer y gran paso en la conformación de un sistema de cuidados: formar mil cuidadores o cuidadoras en las treinta y seis comunas continentales de la región, en un plazo de dos años. Entregarles las herramientas que generen las competencias necesarias para el buen desempeño y para evitar que su necesaria labor termine también en el deterioro de quien cuida.
El diagnóstico de la universidad es categórico. ¿Cómo hacer para dar mejor calidad de vida a los mayores?: “La necesidad de un sistema de cuidados se hace evidente y urgente, más aún si consideramos que las personas dependientes en su casi totalidad solamente cuentan con el apoyo de su propio entorno familiar, donde muchas veces encontramos a personas mayores cuidando a personas mayores, a enfermos cuidando enfermos, deteriorando su propia calidad de vida y renunciando, casi todas, a sus proyectos de vida para dedicarse sólo a esta labor. El cuidado, una tarea invisibilizada, feminizada y no reconocida, requiere también cuidado”.
Aunque la Universidad de Viña del Mar viene preocupándose del tema de la formación de cuidadoras desde el año 2015, fue hace poco más de un año que logró construir una propuesta que llevó al Gobierno Regional a aprobar un aporte de 799 millones para su financiamiento. Y como lo ratifica el rector de dicha casa de estudios, Carlos Isaac Pályi, “este es un proyecto que tiene gran impacto social, muy importante para la región, porque además es un aporte al desarrollo económico de muchas familias y entiendo el Programa Integral de Cuidados no como un simple proyecto, sino como la más palpable declaración de nuestros compromisos con la comunidad. Es decir, al abrigo del cuidado, los cuidadores crecen, las personas mayores cuidadas se animan, y la vida en sociedad mejora”.
Un gran programa que rescata la formación de las cuidadoras, personas de alta sensibilidad humana, que cada vez forman parte de nuestras familias. Ellas han desarrollado una labor admirable que merece nuestra gratitud y el reconocimiento del Estado. El Chile que envejece necesita de cuidadoras capacitadas para mejorar aún más la maravillosa entrega que ellas brindan a sus pacientes.