Padres explicaron a “El Observador” las angustiantes horas que vivieron durante la búsqueda de su hija en Limache
LIMACHE.- Gabriela Castillo Sepúlveda tiene 16 años y es la mayor de tres hermanos, quienes viven junto a sus padres, Ana Sepúlveda y Juan Castillo, en el sector de Limache Viejo. Y hace poco más de un año, justo en medio de la pandemia, a Gabriela se le diagnosticó un Trastorno de Ansiedad, por lo que una vez por semana asiste al psicólogo para recibir atención.
La adolescente cursa tercero medio en el Colegio Nacional y, según relataron sus padres, siempre ha sido una alumna de buenas notas. De hecho, el lunes tenía una prueba, por lo que el domingo sus padres le consultaron si realmente quería ir al colegio. Ella respondió que sí, porque aquellos que asistieran de manera presencial tendrían una bonificación en la nota.
Esa mañana su madre la fue a dejar al colegio pero Gabriela no quiso entrar a la sala de clases, por lo que permaneció alrededor de cuatro horas encerrada en el baño. En ese momento tuvo una crisis por su Trastorno de Ansiedad, ya que sufre viendo multitudes. Y cuando el reloj marcó el mediodía, llamó a su madre para que la fuera a retirar del colegio.
“Cuando ella salió y la vi le pregunté cómo le había ido en la prueba. Me dijo que esperaba que bien. No me comentó nada más. Nos fuimos a la casa y eran casi las 12:35. Yo entré al baño, Gabriela fue a su pieza, yo salí y ella ya no estaba. Jamás hubo una discusión familiar como se especuló. Ella, en un abrir y cerrar de ojos, se cambió de ropa y salió del hogar”, expresó Ana a “El Observador”.
Agregó que “a las 13 horas ya la estaba buscando y puse aviso de inmediato a Carabineros y Seguridad Ciudadana. Mi hija hace más de un año estaba con psicólogo producto de un Trastorno de Ansiedad aunque sin medicamentos. El lunes yo tomé desayuno y me acuerdo que no comí nada más. Pasaban y pasaban las horas, mi hija no aparecía y aumentaba la preocupación y angustia”.
En este contexto, manifestó que “siempre tuve fe en que iba a estar bien, pero me sentía hasta culpable al saber que yo estaba abrigada y mi hija no. Esa noche pasé de largo hasta el otro día, no pude dormir por causa de la preocupación. Fueron horas traumáticas, las peores que he sentido como madre, era algo inexplicable lo que sentía en ese momento”.
FAMILIA REUNIDA
Quien también entregó detalles sobre lo vivido el día lunes fue su padre, Juan Castillo, quien aseguró que “ella caminó hasta una cierta hora, alrededor de las 17:30, desorientada y sin rumbo, perdida, hasta que se le acalambraron las piernas. Por eso ella se detuvo y nos contó que cuando volvió a la normalidad, a estar tranquila, no sabía cómo devolverse”.
Por lo mismo, tomó la decisión de quedarse en el cerro de Quebrada Escobares hasta que la encontraran. Allí pasó toda la noche “y nos señaló que pasó mucho frío”, añadió su padre. Finalmente, cerca de las 13 horas, Gabriela fue encontrada por su tío, afortunadamente en buenas condiciones. “La verdad es que el encierro afectó a mi hija, y si debo hacer una autocrítica como papá es que no nos dimos cuenta de su crisis. La psicóloga tampoco, así que ahora debemos seguir con su tratamiento”, concluyó.
¿CÓMO DETECTAR Y TRATAR UN TRASTORNO DE ANSIEDAD?
Katerine Correa González
Psicóloga
“El Trastorno de Ansiedad puede darse de manera reactiva como una respuesta fisiológica y emocional luego de hechos traumáticos, una reacción adaptativa a cambios ambientales, cambios en el contexto en dónde se desarrolla la persona, estrés agudo, entre otras razones. Dentro de las respuestas fisiológicas y emocionales algunas personas desarrollan episodios de crisis de angustia y/o ansiedad, lo que se pudiera evidenciar en miedo a lugares y/o a situaciones que pueden ocasionar vergüenza o pánico. Esto se manifiesta fisiológicamente en la persona con palpitaciones, sudoración, sensación de ahogo, temblores, opresión torácica o mareos. Se debe tener en cuenta la dificultad para concentrarse en tareas cotidianas, irritabilidad sin causa aparente, inquietud y/o impaciencia, tener la mente en blanco, estados de constante preocupación, episodios de alta o baja ingesta de alimentos, entre otros. Muchos adolescentes presentan episodios de ansiedad y/o angustia, por lo que se vuelve fundamental la observación de su entorno frente a estos posibles cambios y no normalizarlos”.