Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”
Hace un par de semanas, en la inauguración del año académico del Instituto de Chile, me tocó sentarme muy cerca del ex Presidente Ricardo Lagos y pude conversar con él unos quince minutos, mientras esperábamos que llegara el Presidente Boric.
Lagos se ve bien, sólido, con ese hablar pausado de estadista que lo caracteriza. Recordaba perfectamente que siendo Presidente de la República, se levantó de su escritorio en La Moneda y viajó a Quillota a presidir la celebración de los 30 años de “El Observador”, que se realizó en “El Edén”, en septiembre del 2000. Se acordaba que había mucha gente que lo saludó con cariño y que hizo un discurso en homenaje al diario y al valor de los medios escritos que circulan en las provincias de Chile.
Lo felicité por la publicación de sus dos tomos de memorias, señalándole que los historiadores siempre tenemos pocas memorias en el país, donde generalmente las autoridades o personajes importantes no llevan registros diarios de sus actividades y después les cuesta mucho reconstruir sus realizaciones. Confesó que no tomaba apuntes diarios, pero que junto a su equipo de asesores pudo restablecer una visión completa de sus gestiones como gobernante. Agregó que los norteamericanos son muy buenos para anotar cada día en su agenda personal, lo que les va pasando y lo que van pensando de cada situación.
De la nueva propuesta de Constitución dijo que, si bien tenía muchos aspectos positivos, había algunas cuestiones que debían ser cambiadas. Esto me lo dijo antes de anunciar que no lo invitaran a la ceremonia de entrega del texto, y antes también de la reunión con Boric (la selfie esa) y por supuesto, antes de la famosa carta de este martes.
En el fondo, sentí que no estaba conforme con la nueva propuesta de Constitución y que también consideraba que ya no había Constitución de los “cuatro generales”, ya que la del 80 había sido muy modificada durante su gobierno y lleva su firma.
Lo que dijo ahora, en su carta, es que tanto la Constitución del 80, como la propuesta de nueva Constitución, “están lejos de convocar a la gran mayoría”. Ni la una ni la otra. Pero la diferencia que todos han observado es que le hizo tantas críticas al proyecto, que resulta difícil pensar que Lagos pueda hacer un llamado para aprobarlo. Además, explica que el proceso constituyente no termina el 5 de septiembre y que debe seguir manejado por las autoridades del país. Esas afirmaciones causaron estragos en la centro izquierda, que entendió que el Presidente se ponía más cerca del Rechazo, o al menos, más lejos del Apruebo. Camilo Escalona le dijo que estaba “equivocado”. Ximena Rincón reconoció que “nos convoca a construir algo nuevo a lo que nos ha propuesto la Convención”. Camila Flores dijo que “fue muy contundente, poniendo la lápida a esta propuesta de nueva Constitución”. Carolina Marzán manifestó que “las opiniones de los ex presidentes merecen ser valoradas porque nos hablan de la historia que hemos vivido como país”.
Finalmente, le recordé al Presidente Lagos que algún día había dicho que se comía una palta todos los días, frente a lo cual, reiteró que mantenía la buena costumbre.