Katterine López Rivera, conserje del edificio Tricentenario, cuenta detalles de las labores diarias que ejerce en su trabajo
INMOBILIARIO.- Muchas veces desconocemos la verdadera función que poseen los porteros o conserjes de un edificio o condominio y equivocadamente pensamos que son personas que se dedican al retiro de basura, mantención de jardines y registro de personas que ingresan al complejo habitacional, dejando de lado la labor de vigilancia y seguridad.
Y es que es precisamente ése rol el que predomina en este tipo de trabajo, pues para llegar a ejercer se debe realizar el curso de conserjería y seguridad, como principal requisito, el cual debe ser aprobado por la unidad OS-10 de Carabineros y que permite cumplir con la principal función de resguardo de los residentes, cuidado de casas y oficinas, según el complejo habitacional y la constante vigilancia de cámaras se seguridad.
Además de otras labores designadas por el comité de copropietarios y la administración de cada condominio en particular, por ejemplo, el registro de toda persona que entra al edificio o condominio, rondas de vigilancia por las diferentes dependencias del lugar, revisión de funcionamiento de bombas de agua y salas eléctricas con tal de monitorear dichos procesos y escritura de los acontecimientos en una bitácora, la cual es fundamental para la administración y cuando son fiscalizados.
En la actualidad, los conserjes son regidos, regularizados y amparados por la Ley 19.303 de Seguridad Privada Modificada, siendo la autoridad fiscalizadora Carabineros OS- 10. Dicha legislación establece obligaciones a las diversas entidades en lo que respecta la seguridad de las personas, por tanto, se indica la inscripción al curso 0S-10, tener octavo básico rendido y ser chileno. Sin embargo, éstos dos últimos requisitos, pretenden ser modificados este año, donde se considere a personas que tengan su licencia de cuarto medio al día y a extranjeros que cumplan con lo que exige la ley.
Katterine López Rivera, conserje del proyecto edificio Tricentenario de Inmobiliaria La Cruz, de 36 años, comenzó trabajando en el área de aseo, pero siempre le llamó la atención el puesto de conserjería, por lo que decidió realizar el curso y postular a la vacante disponible que existía en aquel momento. “La principal labor siempre es darle la seguridad a los residentes, de hecho se dice que nosotros somos la primera barrera humana contra la delincuencia, por lo que la vigilancia debe ser constante, sobre todo en las noches, donde aumentan los casos de robos”, señala.
A su vez comenta que si bien es baja la presencia de mujeres en dicho cargo, el carisma, la cordialidad y la buena comunicación se desarrollan bastante bien por parte de las féminas. “En el curso recuerdo que éramos solo tres mujeres y 30 hombres y aunque cuesta imaginarse en este cargo, es un trabajo tranquilo, que requiere de mucha llegada y compromiso con las personas, pues en casos de crisis o urgencia, somos nosotros quienes debemos liderar evacuaciones y acudir en ayuda de los residentes, por lo que nuestro rol es crucial y valioso. Generamos mucha confianza y eso es clave en la seguridad de un condominio”.
Función no menor, considerando que a diario deben lidiar con las diferentes personalidades de los residentes, donde Katterine asegura, la amabilidad, una linda sonrisa y un cordial saludo son fundamentales al momento de generar un vínculo de confianza que permite, sin duda, es espacio armonioso, seguro y confiable en manos de un conserje.