Por Roberto Silva Bijit
En verdad ha sido bien dramático para los habitantes y las autoridades de Quintero y Puchuncaví, saber que tampoco el informe de los noruegos pudo precisar las fuentes de la contaminación.
Lo único que se quería saber era el nombre de los compuestos químicos que llevaron a cerca de mil personas intoxicadas al hospital y saber el nombre de las industrias que emitieron esos gases enfermantes.
El Estado de Chile no se la pudo, nada de sus resultados dejaron conforme a nadie. Un pésimo síntoma respecto de la seguridad de las personas y las empresas. La falta de verdad científica trae como consecuencias acusaciones que pueden ser falsas y exageraciones sobre la magnitud de lo sucedido.
Por eso la gente tenía puestas todas sus esperanzas en el informe del Instituto Noruego de Investigación del Aire. Tal como lo ha dicho el alcalde de Quintero, Mauricio Carrasco, parte del problema se debe a que los expertos noruegos trabajaron haciendo sus mediciones meses después del tiempo más complejo de los episodios contaminantes. Ellos tomaron 200 muestras de aire entre noviembre y febrero, por lo tanto, faltan mediciones durante los meses de invierno, cuando las condiciones de ventilación son distintas y cuando se produce la inversión térmica de los meses más fríos.
Lo favorable es que el gobierno se comprometió a seguir realizando muestras con el apoyo de expertos noruegos durante el resto del año, ampliando además las zonas de investigación en meses en que se producen las peores condiciones de ventilación.
Es necesario precisar que el informe noruego tiene como línea base la norma europea y de Estados Unidos, a pesar de lo cual, los contaminantes no alcanzaron a sobrepasar la norma, lo que amerita seguir revisando los alcances del informe.
Organizaciones comunitarias, especialmente, “Mujeres en Zona de Sacrificio”, han expresado su desconfianza respecto de las fechas en que se realizó el informe, ya que según plantean, las tomas se hicieron cuando ya estaba declarada la alerta sanitaria y cuando todos los ojos estaban puestos sobre las industrias de la zona, que obviamente para esa fecha, deben haber disminuido sus emisiones, sostienen las líderes del grupo ambientalista.
Por otra parte, si el informe descarta las concentraciones riesgosas de gases de hidrocarburos en el aire de toda la bahía, estaría reforzando la tesis que la ENAP no es la responsable de las emisiones tóxicas.
Y sobre el mismo tema, hay que recordar que desde hace más de 60 años que se viene permitiendo que muchas empresas de tipo contaminante se instalen en la zona, partiendo por una refinería de petróleo y otra de cobre, termoeléctricas y plantas que trabajan con petróleo. Todas ellas han ido saturando el ambiente y dejando una tarea compleja para el gobierno que se quiera hacer cargo del tema.
Los cientos de intoxicados movilizaron a la opinión pública y abrieron un debate sobre las responsabilidades que cada uno pueda tener en esta situación, partiendo por el gobierno (representante del Estado de Chile), las empresas, los políticos que legislan, los jueces que fallan sobre temas medioambientales, los alcaldes y los grupos de científicos.
Todos en su justa medida, tienen que alguna responsabilidad para cambiar esta situación que complica la salud de los que viven en Concón, Quintero y Puchuncaví.