Comprar robado es financiar a los ladrones

Publicado el at 6:25 pm
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Roberto Silva Bijit

Se avanza, pero muy lento.

Se necesitan muchos cambios en las leyes para apretar a los delincuentes y hasta la fecha no hay adelantos significativos. La puerta giratoria (lo detienen, entra a la cárcel y sale al día siguiente) sigue girando con más fuerza todavía. Los asaltos han aumentado, los cajeros automáticos los han debido retirar de una gran cantidad de negocios apartados, (que era donde hacían más falta) los traficantes de drogas han tenido algunas derrotas, pero siguen acumulando millonarias ganancias gracias a sus operaciones y dejando sus lujosos autos en las puertas de sus casas, casi como un desafío a las policías.

El robo en las casas y en la calle también sigue en aumento. El propio gobierno ha debido rendirse ante las cifras. La cárcel sigue siendo una excelente escuela (¡educación gratuita!) para los jóvenes y promisorios delincuentes. La reincidencia es un asco. Cualquier detenido viene saliendo de la cárcel o tiene tres o cuatro causas pendientes y dos ya cumplidas.

Se trata de uno de los grandes temas-país que siguen pendientes, principalmente porque no hay una definición respecto de la forma de abordarlo. En otros temas, inteligentemente los gobiernos han propuesto leyes a partir de las estadísticas, lo cual es una muy buena forma de acercarse a la realidad. Los fumadores han disminuido con la nueva ley. Los accidentes de tránsito protagonizados por conductores ebrios han bajado, gracias a la nueva Ley Emilia.

Sin embargo, en el tema de la delincuencia no se ven esas decisiones. Hay como una gran confusión. Este gobierno, igual que los anteriores, no acepta que salir a robar sea una actividad para miles de chilenos y chilenas, que están organizados y han encontrado en esta forma de actuar su verdadero trabajo. Con eso pagan arriendos, pagan estudios y supermercado, compran ropa y tienen autos, comodidades y una vida mejor. No se trata que los malos anden robando, sino que familias enteras están organizadas para que el robo sea su trabajo de todos los días.

¿Hasta cuándo las anticuadas cárceles siguen siendo el espacio para formar nuevos delincuentes en vez del lugar donde aprender un oficio para ganarse la vida dignamente? Cada uno de los presos cuesta sobre 550 mil pesos mensuales, sin embargo, hay pocos intentos por darles herramientas para que puedan volver a una vida digna.

Y por supuesto, de una vez por todas tenemos que darle verdadero poder a la policía. No más carabineros con las balas contadas y sumariados por defendernos de todo tipo de delincuentes, colmando además el hospital institucional con heridas de agresores “anónimos”.
Dejar que los carabineros enfrenten los delitos y crear una policía municipal que vea las faltas y lo administrativo, sería una forma -tal como funciona en Europa- de mejorar el trabajo policial.

Nosotros también debemos aportar en este combate, no dejando que los ladrones vendan lo robado, denunciando a los que lo hacen, llamando a Carabineros si alguien anda vendiendo en dos monedas lo valioso. Los que compran robado financian a los ladrones.

El tema sigue pendiente.

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