Comprar cosas robadas es la mejor forma de ayudar a que crezca la delincuencia

Publicado el at 12/07/2022
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Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”

Los gobernantes y los políticos, no han dejado de hablar en contra de la delincuencia como una complicada lacra que tenemos que intentar enfrentar del mejor modo posible. Pero no hay leyes especiales y cada vez tenemos más tipos de delitos especiales. Sin contar la escandalosa alza en los homicidios ni tampoco la alta participación de extranjeros en los nuevos delitos, como sicariato, secuestros exprés, clonaciones de tarjetas, robos a la salida de los bancos y un largo etcétera.

De todo lo que hablan muy poco termina en legislación. Prometieron cambios en las leyes para apretar a los delincuentes y hasta la fecha no hay adelantos significativos. La puerta giratoria (lo detienen, entra a la cárcel y sale al día siguiente) sigue girando con más fuerza todavía. Los asaltos han aumentado, los traficantes de drogas han tenido algunas derrotas, pero siguen acumulando millonarias ganancias gracias a sus gigantescas operaciones.

Los robos en las casas y en la calle también siguen en aumento. El propio gobierno ha debido rendirse ante las cifras. La cárcel sigue siendo una excelente escuela (¡educación gratuita!) para los jóvenes y promisorios delincuentes. La reincidencia es un asco. Cualquier detenido viene saliendo de la cárcel o tiene tres o cuatro causas pendientes y dos ya cumplidas. Y ya ha estado en más de un portonazo. (Lo del sur -con miles de familias desesperadas- no es pura delincuencia, es claramente terrorismo aceptado por el Estado).

Se trata de uno de los grandes temas-país que siguen pendientes, principalmente porque no hay una definición respecto de la forma de abordarlo. En muchos otros temas, inteligentemente los gobiernos proponen leyes a partir de las estadísticas, lo cual es una muy buena forma de acercarse a la realidad. Los fumadores ya han disminuido con la nueva ley. Los accidentes de tránsito se mantienen, pero la llamada Ley Emilia aumentó la responsabilidad y gracias a ella disminuyó la tasa de accidentes con borrachos que se atreven a manejar.

Sin embargo, en el tema de la delincuencia no se ven esas decisiones. Hay como una gran confusión. Este gobierno, igual que los anteriores, no acepta que salir a robar sea una actividad para miles de chilenos y chilenas, que están organizados y han encontrado en esta forma de actuar su verdadero trabajo. Con eso pagan arriendos, pagan estudios y supermercado, compran ropa y tienen auto, confort y una vida mejor. No se trata que los malos anden robando, sino que familias enteras están organizadas para que el robo sea su trabajo de todos los días.

¿Hasta cuándo las anticuadas cárceles siguen siendo el espacio para formar nuevos delincuentes en vez del lugar donde aprender un oficio para ganarse la vida dignamente? Cada uno nos cuesta 500 mil pesos mensuales, ¿dónde están los planes para ayudar a la reinserción de los ex convictos?

Y por supuesto, de una vez por todas tenemos que darle verdadero poder a la policía. No más carabineros con las balas contadas y sumariados por defendernos de todo tipo de delincuentes, colmando además el hospital institucional con heridas de agresores “anónimos”. Dejar que los carabineros enfrenten los delitos y crear una policía municipal que vea las faltas y lo administrativo, sería una forma -tal como funciona en Europa- de mejorar el trabajo policial.

Nosotros también debemos aportar en este combate, no dejando que los ladrones vendan lo robado, denunciando a los que lo hacen, llamando a carabineros si alguien anda vendiendo objetos valiosos por dos monedas. Los que compran robado financian a los ladrones. A esos también hay que denunciarlos, porque ellos ayudan a mantener a esos grupos organizados que delinquen día y noche.

En seguridad seguimos con muchos temas pendientes.

 

 

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