La tuberculosis es una enfermedad infecciosa que ha sido una preocupación de salud pública durante siglos.
TENDENCIAS.- A pesar de los avances en la medicina y la disponibilidad de tratamientos efectivos, la tuberculosis sigue siendo una amenaza en muchas partes del mundo. Sin embargo, una de las herramientas más valiosas en la lucha contra esta enfermedad es la radiografía de tórax, que desempeña un papel crucial en su detección temprana y el tratamiento oportuno, lo que puede prevenir complicaciones graves.
Según explica el académico de la carrera de Tecnología Médica de la Universidad Viña del Mar, (UVM), Fabián Muñoz, la tuberculosis es causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, esta se propaga a través del aire cuando una persona infectada tose o estornuda, lo que la convierte en una enfermedad altamente contagiosa. Aunque muchas personas infectadas no muestran síntomas inmediatamente y pueden tener la infección latente. Además, la tuberculosis activa puede ser potencialmente mortal si no se diagnostica y trata a tiempo.
Muñoz aclara: “Una de las formas más efectivas de detectar la tuberculosis es a través de la radiografía de tórax. Esta técnica de imagen médica permite a los profesionales de la salud examinar los pulmones y otras estructuras torácicas en busca de signos de la enfermedad. Algunos de los hallazgos comunes en las radiografías de personas con tuberculosis incluyen la presencia de lesiones en los pulmones, conocidas como infiltrados o cavidades. Estas lesiones son características de la tuberculosis activa y, a menudo, se acompañan de síntomas como tos persistente, fiebre y pérdida de peso”.
El profesional indica que la detección temprana de la tuberculosis es esencial para controlar su propagación y prevenir complicaciones graves. Cuando se diagnostica a tiempo, la tuberculosis activa se puede tratar con una combinación de antibióticos específicos durante un período prolongado. Sin embargo, si la enfermedad no se detecta a tiempo, las bacterias pueden propagarse y causar daño pulmonar irreversible o incluso diseminarse a otras partes del cuerpo, lo que se conoce como tuberculosis extrapulmonar”.
“El procedimiento de una radiografía de tórax es simple y no invasivo. El paciente se coloca frente a una máquina de rayos X, y se toma una imagen de los pulmones y el área torácica. Las imágenes deben ser obtenidas por tecnólogos médicos calificados, quienes determinan la óptima calidad de la imagen para su diagnóstico, el examen resultante será evaluadas por radiólogos médicos, quienes buscan signos de tuberculosis u otras afecciones pulmonares”.
Agrega: “La radiografía de tórax es especialmente valiosa en entornos donde la tuberculosis es endémica, en situaciones de brotes epidémicos o en contextos intrahospitalarios. Además de su utilidad en el diagnóstico, también se utiliza en el seguimiento del tratamiento de la enfermedad, ya que las lesiones pulmonares tienden a disminuir de tamaño a medida que el tratamiento es efectivo”.
A pesar de su utilidad, la radiografía de tórax no está exenta de limitaciones y desafíos. Las radiografías pueden mostrar anomalías en los pulmones, pero no pueden confirmar la presencia de la bacteria Mycobacterium tuberculosis de manera definitiva. Para ello, se requieren pruebas de laboratorio adicionales, concluyó el docente UVM.