Comerciantes de La Calera aterrados por ola de robos: piden luminarias y cámaras de vigilancia

Publicado el at 23/11/2020
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En cuatro días tres negocios fueron desmantelados. Locatarios refuerzan cortinas e incluso hacen rondas nocturnas

LA CALERA.- Primero fue el estallido social, luego la pandemia y ahora la delincuencia. Los comerciantes de calles Diego Lillo y Carrera aseguran que no han podido trabajar tranquilos desde octubre del año pasado, y cuando pensaron que incrementarían sus ventas después del cierre obligado por la crisis sanitaria, hoy se enfrentan a una ola de robos.

Todo comenzó el viernes 13 de noviembre, cuando Sandra Pérez Castro de la Panadería Rico Pan llegó a su local a las 9 de la mañana y descubrió que un número indeterminado de sujetos, aparte de darse un banquete con todos los productos que tenía, se llevaron en un basurero con ruedas el resto de la mercadería. Quedó de brazos cruzados y con una pérdida de dos millones de pesos.

Al otro día, la misma Sandra fue a revisar su local atemorizada por lo sucedido el día anterior. En ese momento se percató que la Joyería Anaís, que está a escasos metros de su local, había sufrido un robo en la madrugada. El botín que los ladrones se llevaron ascendió a 10 millones de pesos, principalmente en artículos de plata. En ambos hechos, los delincuentes cortaron las pestañas donde se colocan los candados para entrar a los locales.

La mañana del domingo estuvo tranquila, pero el lunes nuevamente la delincuencia hizo de las suyas en el comercio calerano. Ese día, el vendedor de la tienda Barber Club -que combina el expendio de ropa con el servicio de corte de pelo- descubrió que un grupo de ladrones ingresó a su local, en calle Carrera 667, llevándose más de un millón de pesos en ropa.

Esta seguidilla de robos, ocurrida en menos de cuatro días, tiene aterrados a los locatarios de calles Diego Lillo y Carrera. Con el dinero que no tienen, por las escasas ventas de los últimos meses, se han visto obligados a reforzar las cortinas de sus negocios para estar más tranquilos. Eso sí, sostienen que necesitan más seguridad y presencia policial en el sector.

ATERRADOS Y MOVILIZADOS

Simón Fernández Guzmán, de la Cordonería Sophía, decidió organizarse y convocar a los comerciantes de las calles Diego Lillo y Carrera. Encontró en Marcela Galaz Berríos, de la Tienda de Accesorios Remy, una aliada en esta labor. También se sumó el concejal Lautaro Correa Castillo, quien prestó su apoyo y expuso el problema en el último Concejo Municipal del pasado martes.

Después de enterarse de los tres robos, Simón redactó una petición formal dirigida a la alcaldesa Trinidad Rojo Augusto. El documento lo firmaron 28 locatarios, quienes solicitaron una audiencia con la jefa comunal. Sin embargo, la cita “podría ser en dos semanas más. El asunto es que no podemos esperar todo ese tiempo para que nos sigan robando”, expresó acongojada Marcela.

“Todos los locatarios de la calle Diego Lillo están reforzando las cortinas de acceso a sus negocios y están buscando más medidas de seguridad para no ser víctimas de los robos. Esta cuadra siempre ha estado abandonada pero ahora todo se ha complicado más. A raíz de los robos, exigimos luminarias y algún tipo de cámaras de televigilancia”, relató Simón a “El Observador”.

Su colega comerciante agregó que “no dormimos tranquilos pensando en que nos pueden robar. En esta calle, durante la noche, no se ve nada, porque no tenemos ninguna luz, está oscuro totalmente”. Como no se sienten seguros ni protegidos por los organismos que deberían cumplir esta misión, los mismos locatarios asumieron la función de hacer rondas.

“He venido en la noche, pero no hay luces. Los faroles en un momento funcionaron, pero me dijeron que cuando hicieron la ciclovía cortaron los cables y nunca más funcionaron”, añadió Simón. El concejal, Lautaro Correa corroboró esta versión y adelantó que se comunicó con el departamento municipal encargado “para solicitar la reparación. Además, pedí más presencia de carabineros en el lugar”.

Por otro lado, el tema económico es complejo para los locatarios. Esto porque, a las bajas o nulas ventas a raíz de la cuarentena, se suman las pérdidas por los robos y los gastos en seguridad. “Están reforzando sus rejas y cortinas, gastan en promedio 200 mil pesos y es dinero que no tienen”, explicó el concejal Correa.

“Estuvimos cerrados dos meses y ahora vamos a tener que gastar nuestro dinero para reforzar las cortinas”, confirmó Marcela Galaz. Los comerciantes ponen de su parte para combatir a la delincuencia. Ahora falta el respaldo de las autoridades. “Por aquí no pasa nadie de Seguridad Ciudadana o de Carabineros en las noches, porque para robar como lo hicieron en la panadería es porque no pasa nadie. Estuvieron mucho rato y nadie se dio cuenta”, denunció Marcela.

Según los comerciantes, este lugar “no existe para las autoridades. Lo ven como el final del centro, pero es el principio, por aquí entra la gente que viene de Quillota”, aseveró Simón Fernández. Y la demanda del gremio es clara: “Cuando dicen que van a apoyar al comercio, con lo mínimo que nos pueden ayudar es con la seguridad, no estamos pidieron nada extraordinario, solo seguridad en las calles”, concluyó Marcela.

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