Por: Mauricio Ibinarriaga Norambuena,
Psicólogo, área educacional Escuela de Psicología,
Universidad Santo Tomás, Viña del Mar.
OPINIÓN.- Este lunes 13 de marzo se conmemora el Día Contra el Ciberacoso (o ciberbullying). Para la UNICEF esta práctica consiste en el acoso o intimidación psicológica por medio de las tecnologías digitales. Es un fenómeno que se da entre pares, se establece con regularidad temporal y a través de las tecnologías de la información y la comunicación. Es así como, a través de las redes sociales se envían videos, fotografías o mensajes que menoscaban y humillan a la persona a la cual son dirigidos, adquiriendo una gran connotación social, puesto que las plataformas utilizadas amplifican estos mensajes nocivos hacia una cantidad indeterminada de usuarios, provocando consecuencias a nivel mental, emocional y físico.
Es sabido que nuestro desarrollo normal como personas paulatinamente nos introduce en etapas de desenvolvimiento que se enmarcan en pautas psico y socioafectivas que nos enfrentan a cambios de escenarios y desafíos, que una vez superados, contribuyen a la formación de nuestra identidad. Las redes sociales, dado su alcance comunicativo a un público masivo, pero al mismo tiempo velado, pueden perjudicar o interferir en estos procesos vitales al vulnerar nuestra autoimagen y generar un autoconcepto depreciado.
En suma, el ciberacoso impacta negativamente en la salud mental, especialmente en aquellas personas que, dado su nivel etario, no cuentan aún con las estrategias o el apoyo suficiente para revertir las imágenes y creencias negativas sobre sí mismas. De hecho, se debe considerar que precisamente este tipo de ataques se dirige a los niveles etarios más vulnerables: infancia y adolescencia, ocasionando pensamientos negativos y trastornos asociados con el aislamiento e, incluso, malestares corporales. El mutismo selectivo y el ausentismo a clases son señales a las cuales hay que poner atención.
Prevenir esto no es fácil, debido a la temprana inmersión de nuestros niños en las tecnologías y el escaso o nulo acompañamiento de adultos responsables. Recordemos que la brecha generacional provoca que los niños manejan de mejor manera las nuevas tecnologías que los adultos, y que el control parental y el establecimiento de límites sobre el acceso y uso de éstas confrontan el empoderamiento y autonomía de los menores, por lo que se ha de incentivar el involucramiento de los adultos responsables, reforzar a nivel educacional las conductas de autocuidado y exigir mayor ciberseguridad a las plataformas digitales.
Este lunes 13 de marzo, en todos los establecimientos educacionales del país se conmemora esta importante ocasión. No desaprovechemos la oportunidad de fomentar un sano desarrollo personal de nuestros niños, niñas y adolescentes.