Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”
Hay que hacer algo. No puede quedarse la comunidad de cada una de nuestras ciudades mirando cómo los grafiteros siguen afeándolo todo, rayando sin piedad casas particulares recién pintadas, monumentos, casas patrimoniales o señalización del tránsito. Todo cae en sus manos sucias y todo queda rayado para mal de las comunas.
Les hemos ido dejando el camino libre para que hagan daño a los bienes públicos o privados, hemos pensado que cuesta mucho sorprenderlos, porque actúan desde las sombras, siempre a la mala, siempre a nuestras espaldas.
Caminar por donde sea, nos demuestra la capacidad de daño que tienen. Todo lo que hacen queda impune, sin ningún tipo de castigo, sin que se les pueda cobrar, al menos, una parte de lo que obligarán a gastar para limpiar sus rayados.
Hay algunos esfuerzos, pero que no hay llegado a buen término porque no han podido aplicarlos. La municipalidad de Valparaíso dictó en el 2015, una ordenanza para tratar de frenar a los vándalos y el Concejo Municipal fijó como castigo una multa con hasta 5 Unidades Tributarias Mensuales, es decir, 220 mil pesos aproximadamente, a quienes sean sorprendidos rayando o pegando carteles en los bienes públicos y privados de la ciudad. Sin embargo, Valparaíso es hoy una de las peores y más asquerosas ciudades de Chile respecto de sus muros públicos y privados.
No basta con las ordenanzas, hay que tener un papel mucho más activo para cuidar las ciudades en que vivimos.
Crear conciencia del grave daño que ellos causan y conseguir que los vecinos se comprometan a avisar a Carabineros o al municipio de la acción de grafiteros en su sector, para lo cual hay que actuar con rapidez y tratar de reconocer a los que ensucian, porque si son del barrio, igual podrían ser denunciados. Es muy importante que sea una denuncia que pueda demostrar flagrancia, es decir, que se pilló a los infractores en el momento en que estaban actuando.
Los daños pueden ser causados a través de pegatinas, grafitis, rayados, pinturas o expresiones análogas, y causar cualquier tipo de daño, deterioro o detrimento en bienes nacionales de uso público, en el mobiliario urbano, en monumentos públicos, en cualquier propiedad fiscal o municipal, en muros y fachadas de inmuebles particulares y en vehículos de locomoción colectiva o particular.
No sería tampoco suficiente con la pura multa, sino que es indispensable que a los grafiteros se les obligue a pagar a la municipalidad los gastos que signifiquen la limpieza, reparación o reposición de los bienes dañados. Y si es menor de edad, que paguen sus padres o los que lo tienen a su cargo.
Una normativa de este tipo debiera ser dictada por todos los municipios de nuestra zona, ya que contribuye a vivir mejor, más limpio, y con la tranquilidad que lo que invertimos los privados en nuestros bienes particulares, así como lo que invierte el municipio en los bienes públicos, serán respetados.
Aplicar un castigo económico a los grafiteros es lo que viene esperando la gente desde hace muchos años, ya que no puede entender la impunidad en que los municipios dejan a estos vecinos que destruyen los bienes de todos.
Una buena idea sería limpiar todos los injustos rayados contra Carabineros, antes del aniversario de la institución.
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