Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”
Quiero que se entienda desde la primera línea de esta columna, que lo que estoy diciendo no es pobrecitos carabineros que los atacan, los atropellan, los matan, los desprecian y tantas cosas que se han dicho sobre los valientes representantes del orden en Chile.
Lo que quiero escribir es que los Carabineros son pobres, pobres de pobreza, de tener poco, de estar en una situación de falta de recursos, de medios para hacer su trabajo, de equipamientos. Pobres porque les falta lo mínimo.
Vamos por partes. Los cuarteles y retenes dan pena. Muchas veces casas viejas, insalubres, sin protección, que se llueven, sin la mínima decencia para representar el orden que ellos encarnan en la nación.
Hay muy pocas excepciones, la mayoría de sus lugares de trabajo no cumplen con los requisitos básicos para poder cumplir la alta misión que el país les ha encomendado.
Se supone que un carabinero debe estar en un excelente estado físico, sin embargo, sus cuarteles no tienen gimnasios ni preparadores físicos, no tienen la maquinaria que requiere una sala de mantención física ni los lugares de recreación para quienes tienen un trabajo de alto estrés. Áreas que podrían ayudar a que puedan recomponer sus estados de ánimo, relajarse después de un turno, conversar con sus compañeros de trabajo y sentirse cómodos en su espacio.
Tampoco tienen salas de capacitación o lugares donde pueda la mayor parte de una unidad recibir una charla, revisar procedimientos, estudiar instrucciones, escuchar a un experto, tomar cursos de capacitación, ver una película. La mayoría de los cuarteles no tienen esos espacios.
Se supone que ellos usan armas para defendernos y se supone que ellos saben manejar esas armas. Pero en las unidades no hay polígonos de tiro, por lo tanto, los carabineros no practican disparos, no usan sus armas y en el año no han disparado ni veinte balazos. Por eso les cuesta tanto sacar el arma para defenderse, por eso los matan, porque tienen poco ejercicio en disparar. Si yo digo que soy periodista, escribo; si digo que trabajo en el banco, manejo números, si soy carabinero, yo sé disparar y practico la defensa sabiendo usar mis armas. Carabineros pobres que no tienen ni las municiones para sus ejercicios.
Se supone que salen equipados a la calle, pero uno los ve y da no sé qué mirarlos. Sin casco, con chalecos antibalas en desuso, sin el armamento de rápida respuesta que necesitan, con pocos recursos para ayudar a defender el orden. Igual salen a la calle por vocación, porque son personas especiales de nuestra sociedad, que ganan poco sueldo, que tienen horarios infames, que arriesgan siempre su vida, que no tienen respaldo de la ley, que en pocas palabras, son valientes pero pobres.
Podría ser que algún jefe de Carabineros, políticamente correcto, quiera desmentir lo que estoy diciendo, para salir “en defensa” de la institución. Pero hay verdades que no se pueden negar. Carabineros de Chile es un cuerpo de defensa del orden que no cuenta con todos los medios necesarios para defender ese orden. Y no hay duda que sin orden, sin combate a la violencia, no hay nada, ni democracia que se sustente.
Levanto mi voz para saludar a Carabineros en su aniversario, para agradecerles que sigan trabajando, para felicitarlos por no rendirse ante la feroz delincuencia que hemos dejado que avance, ante los terroristas del sur que nadie puede parar, ante los insolentes emigrantes que los atacan.
Gracias Carabineros de Chile, muchas gracias.
¡Ah!, y se me olvidaba, creo que todo lo que dijeron las esposas de los carabineros que hicieron una marcha de protesta por las malas condiciones de trabajo de sus maridos, en la plaza de Concepción, hace un par de semanas, tenían y tienen toda la razón. No habíamos visto algo tan desgarrador como una marcha protesta de esposas de carabineros, pero es mejor entenderla y actuar. Ahora es cuando Carabineros necesita respaldo en todos los frentes, para ayudarlos a que cumplan su misión fundamental.
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