Cambiar el nombre del hospital a espalda del pueblo no es democrático

Publicado el at 7:24 am
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Por Roberto Silva Bijit
Fundador Diario “El Observador”

Mucha gente se llena la boca con la palabra democracia, lamentablemente, sin practicarla, sin asumirla en su vida como un compromiso para vivir mejor en sociedad.

Nos pasó con el nombre del Hospital Biprovincial Quillota – Petorca, que el Gobierno, que se supone es el administrador principal de nuestra democracia, propuso cambiar el nombre por decreto, es decir, sin importarle para nada el sentido democrático que debe tener en todos sus actos.

Y además, como si fuera poco el atrevimiento contra la democracia de tomar decisiones sin pensar en la gente, querían colocarle el nombre de un Presidente de Chile que fue causante de una gran división entre los chilenos, una división no superada después de medio siglo.

Independiente del importante aporte del senador Salvador Allende a la legislación sobre salud en nuestro país, no tuvo relación con la zona como para darle su nombre, pasando por encima de muchos médicos que han hecho más por el histórico hospital, que funciona desde hace más de 200 años.

Siempre fue una mala idea intentar cambiar el nombre a espaldas del pueblo. Eso no se hace. Menos en estos tiempos de tanta participación.

La comunidad de nuestra zona reaccionó con energía. Como dijo Tomás Mosciatti, en uno de sus filudos comentarios en Radio Bío Bío, se produjo un “alzamiento” en Quillota. Y así fue. En menos de un mes, más 13 mil personas firmaron su rechazo en contra del cambio de nombre de nuestro hospital. La Corporación de Amigos del Hospital y el Cosov, se juntaron para enviarle cartas al Presidente de la República, a la Ministra de Salud y a la Directora del Servicio de Salud Viña del Mar – Quillota.

Pero la clave de lo que ocurrió fue que un grupo de personas representativas de la zona llegó hasta el Congreso Nacional el lunes recién pasado y abordó a la Ministra de Salud, Ximena Aguilera, que al verlos a ellos y sus portafolios con firmas, se quedó completamente muda. Le hablaron sobre el rechazo que causaba su propuesta. Pero casi no habló. Venía complicada de una reunión sobre temas de salud nacional y se complicó mucho más y lo único que indicó es que se entregaran las firmas en la Oficina de Partes del ministerio. Para salir del paso, sacó la voz su jefe de gabinete, quien molesto y tratando de cerrar esta incómoda reunión en el pasillo, anunció-preguntó: “consulta ciudadana”, con lo cual se entendió que el Gobierno daba un paso atrás y suspendía el cambio de nombre. Sin embargo, en fuentes del Ministerio de Salud han dicho que el caso aún no está terminado.

Si no le cambian el nombre, se debe entender como un triunfo de la democracia por sobre quienes todavía creen que pueden imponer sus ideologías sobre servicios que nos pertenecen, que se han construido con nuestros impuestos y que están enteramente pensados para acoger a las personas que sufren problemas con su salud, un espacio de paz y ayuda, no de división ni política.

No parece razonable que el Gobierno quiera exponer el nombre de Salvador Allende a una consulta ciudadana, donde perdería por lejos casi con toda seguridad. Hay muchos otros nombres de médicos que marcarían mucho más que él. Por lo tanto, lo que ocurrió con la Ministra se podría leer como una postergación indefinida del cambio de nombre.

Sería recomendable que anuncien de una vez por todas que no harán el cambio de nombre y dejen a la comunidad tranquila. Lo que podrían explicar es en qué están trabajando para que el nuevo y hermoso hospital pueda desplegar todas sus capacidades al servicio de los pacientes.

La democracia, cuando se practica, es cosa seria.

 

 

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