Carolina Erices
Académica Depto. Ingeniería Comercial
Universidad Técnica Federico Santa María
OPINIÓN.- La reciente disminución del Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) en Chile, que registró una contracción del 0,9% en agosto, ha generado un impacto significativo en los mercados financieros y ha reforzado la percepción de un 2023 caracterizado por la falta de crecimiento económico. Esta abrupta caída del Imacec resultó ser más pronunciada de lo anticipado, lo que contrasta notoriamente con las previas expectativas optimistas.
Dicha disminución puede ser mayormente atribuida a una contracción anual del 1,2% en los sectores de servicios, en particular en los ámbitos de servicios empresariales, educación y transporte. Alarmantemente, se ha iniciado un debate entre analistas sobre la posible instauración de una recesión técnica, la cual se caracteriza por dos trimestres consecutivos de contracción en el Producto Interno Bruto (PIB). El tercer trimestre se presenta como un período crítico, con estimaciones que oscilan entre una leve contracción y un modesto crecimiento del PIB.
Es crucial mantener una perspectiva equilibrada frente a esta noticia preocupante y evitar reacciones exageradas ante datos de un solo mes, dado que los indicadores económicos han demostrado recientemente una volatilidad significativa. Es esencial destacar aspectos positivos, como el incremento en la producción de bienes, el desempeño favorable de la minería y la robustez de la industria. Estos factores sugieren que la economía podría encontrarse en una posición más sólida de lo que refleja el Imacec.
No obstante, a medida que avanzamos hacia el tercer trimestre del año, persiste la incertidumbre económica, lo que enfatiza la necesidad de tomar medidas concretas para estimular la economía y prevenir una posible recesión técnica. Los pronósticos de variación negativa coexisten con la esperanza de un modesto avance, y el papel crucial del sector servicios en la dirección económica futura se mantiene como un factor de relevancia.
La economía chilena se encuentra en una encrucijada, enfrentando desafíos significativos. La caída del Imacec plantea interrogantes sobre el futuro, aunque sectores como la producción de bienes ofrecen un atisbo de esperanza.
La evolución en los próximos meses adquiere una importancia crítica para determinar si el país se encamina hacia una recesión técnica o logra recuperarse de esta desaceleración económica.
