Cada vez hay más temas que se van aclarando

Publicado el at 10:54 am
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Roberto Silva Bijit

Es cierto que el panorama todavía sigue muy confuso porque no se sabe con certeza hacia dónde nos llevará la crisis que estamos viviendo.

Sin embargo, en medio de esa confusión hay algunas situaciones que comienzan a quedar muy claras.

La primera de ellas es el débil liderazgo del Presidente Piñera, que expuesto a una emergencia no ha encontrado caminos para buscar una solución. Que renuncie es lo más poco democrático que podría pasar. Ya sabemos que al país le hace mal interrumpir los mandatos de los presidentes. Lo que queda claro es que debe esforzarse por asumir un liderazgo natural, que le corresponde al Jefe de Estado. Esperemos que lo puedan iluminar para que podamos avanzar desde el gobierno hacia una buena y justa salida.

Lo segundo que queda claro es que los parlamentarios no han estado a la altura y que muy lejos de ayudar a sacar adelante una agenda que disminuya las desigualdades, se han seguido comportando con la misma sordera de siempre. De ellos deberíamos esperar un cambio muy profundo, pero lejos se ve esa opción.

Lo tercero es la condena muy mayoritaria a la violencia, los saqueos y la destrucción de los bienes públicos y privados. Nadie asume esa irresponsabilidad de destruir edificios en vez de discutir las instituciones, que son las que están en crisis. En nada ayuda romper un semáforo, un banco de la plaza o cualquier bien de uso público.

Lo cuarto es que queda claro que las demandas sociales tienen una base sólida que debe ser asumida por todos los sectores del país. Urge buscar un consenso sobre los temas principales de salud, educación, pensiones, sueldo mínimo, transporte público, AFP, revisión de los impuestos, reducción de parlamentarios y sus sueldos, y tantos otros temas que se han puesto sobre la mesa en estos días. Trabajar por lograr que esas medidas se transformen en disminución de la desigualdad es una tarea de todos.

Lo quinto es que hace mucho rato se sabe que la Constitución del 80 requiere cambios, renovaciones y generar con todas esas modificaciones una nueva carta magna. Chile ha tenido tres constituciones: la de 1833, la de 1925 y la de 1980. Hay que buscar la fórmula para que la gente participe con su opinión y los expertos escriban el texto con esas ideas. Por supuesto que en lo principal la constitución de Pinochet es subsidiaria (como su sistema de economía de libre mercado que han adoptado todos los gobiernos hasta hoy) y debe ser cambiada por una legislación solidaria. Un Estado solidario que entienda como gobernar sin desigualdades que incuben odio y rabia.

Lo sexto es que ahora cada uno debe asumir algunas responsabilidades, que siempre pensamos que le correspondían a los demás antes que a nosotros mismos. Por ejemplo, ¿Usted va a ir a votar en las próximas elecciones o se quedará en su casa viendo tele? Hay una responsabilidad individual en la crisis que debe ser asumida por cada uno.

Lo séptimo es que la democracia que tenemos y que mucho nos costó recuperar, estamos obligados a cuidarla entre todos, a protegerla de las tentaciones populistas, militaristas, extremistas. No hay nada como la libertad y todavía la democracia sigue siendo la forma que mejor hemos encontrado de cuidarla.

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