Una fulminante pancreatitis dejó al borde de la muerte al paramédico Claudio Navarrete, quien continúa en riesgo vital luego de casi un mes en el hospital
QUILLOTA.- La historia de Claudio Navarrete Fernández es realmente digna de admiración, casi como si se tratara del personaje de una película. El hombre de 40 años ha tenido ocupaciones tan diversas como conductor de ambulancia, funcionario de los hospitales de La Calera y Quillota, del SAPU de Quillota, del Cecosf del cerro Mayaca, bombero, guardia de seguridad en una conocida discoteque de la comuna y de una casa de citas.
Su hermana Carolina contó que Claudio es un hombre de alma inquieta y ha realizado los más variados trabajos. “También fue guardia de un local nocturno, de esos con chicas”, dijo Carolina entre risas, agregando que fue conductor de ambulancias hasta que su madre lo apoyó para estudiar técnico en enfermería en la extinta Universidad del Mar, desde donde egresó en 2010 y se tituló vestido de enfermero porque ya trabajaba en el área de la salud.
QUERIDO EN LA VILLA MÉXICO
No sólo en sus trabajos ha dejado una marca indeleble el carácter del buen Claudio, sino también en sus vecindarios. Cuando niño vivió en la Villa Militar, por la profesión de su padre. Sin embargo, en la Villa México ha permanecido gran parte de su vida, donde es más valorado, según cuenta su hermana.
“Viven muchos adultos mayores y todos lo quieren porque los atiende gratis, no le cobra a nadie”, dijo Carolina, quien añadió que hace poco tiempo le salvó la vida a uno de sus vecinos cuando le dio un infarto en el jardín de su casa. “Él le brindó los primeros auxilios y esperó a que llegara la ambulancia”.
Otro de los motivos por los que se ha hecho tan querido es por su activa participación en Bomberos, pues es voluntario de la Primera Compañía desde hace varios años, donde además se desempeña como conductor de uno de los carros. “Ser bombero es una de sus grandes pasiones, ha ido a todo Chile a ayudar y es todo un ejemplo para su hija, a quien ha criado como un padre soltero”, contó su hermana.
FULMINANTE PANCREATITIS
Hace un mes Claudio comenzó a tener molestias en su abdomen, pero como es un amante de la buena mesa, pensó que había comido algo que le cayó mal. Sin embargo, el 13 de enero, mientras atendía a un paciente, cayó desplomado y debió ser trasladado a la Unidad de Emergencias del Hospital San Martín. Allí los exámenes no fueron nada alentadores, pues se le diagnosticó una peligrosa pancreatitis con altos niveles de toxicidad en su interior.
“El médico dijo que debió haber llegado muerto”, relata Carolina, agregando que el 23 de diciembre fue operado y el 25 -día de Navidad- cayó en coma y fue desahuciado por los doctores. “Un año antes llegó tarde a la cena de Navidad por estar en el incendio de San Antonio. Doce meses después, ese mismo día, nos dijeron que estaba mal, fue devastador”, recuerda la hermana.
Luego de varios días en coma y contra todo pronóstico, Claudio pudo ser desconectado del respirador artificial y ha estado consciente, pero aún se mantiene como un paciente de alto riesgo. Sin embargo cada día de vida es un paso más hacia la recuperación para el querido bombero quillotano. “Estoy segura que su gran razón para vivir es poder estar con su hija, él ha dado mucho por ella y su mayor anhelo es volver a estar bien y verla crecer”, dijo Carolina.